CRÓNICA DE CONCIERTO

Lidia Damunt, una máquina de empatía

La ex Hello Cuca conquistó desde el escenario de BeGood con sus nuevas radiantes canciones y también sus comentarios entre ellas

Lidia Damunt.

Lidia Damunt. / FERRAN SENDRA

JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Desde hace ya casi una década, Lidia Damunt (excomponente del grupo de culto Hello Cuca) publica regularmente discos sorprendentes en los que acerca el pop de carisma alternativo a las músicas de raíz estadounidenses. El viernes pasó por BeGood para presentar el último, 'Telepatía', colección especialmente inspirada que ha servido a la murciana para reexplorar recuerdos íntimos, ajustar algunas cuentas consigo misma, mostrar a plena luz sus ideas más románticas… A veces, cuando se habla de un disco como "personal" está enteramente justificado.

Ambientando la sala estuvo Carlos Ballesteros, de Hidrogenesse, con una sesión de DJ tan ajena a las ideas establecidas de calidad como cabría esperar. Deliciosos toques Cadena Dial ('El club de los humildes' de Mecano) y M80 ('Come along' de Titiyo) para entrar en calor.

Aunque tampoco hacía falta, en realidad, hacer subir la temperatura. Échenle la culpa al 'no quedan entradas' o este marzo de primavera-verano, pero el caso es que sobraban la manga larga y Damunt parecía asfixiada bajo el foco. Pese a todo, se marcó un arranque entregado con 'Somos islas mágicas', de 'Vigila el fuego', el disco del 2012 que produjeron precisamente Hidrogenesse; y luego la nueva 'Mi guitarra', en la que canta "mi guitarra es una máquina de matar el tiempo", parafraseando aquel 'esta máquina mata fascistas' impreso en la guitarra del héroe folk Woody Guthrie.

"Para celebrar el calor, vamos a hacer una canción inspirada en Almería", anunció Damunt. "Lo que me inspiraron sus desiertos, sus pueblos y su hostelería". La cantautora conquistó con el repaso al nuevo disco, que acaparó bastante la selección de temas, pero también con parlamentos entre canción y canción que desbordaban gracia natural. El tema almeriense, por cierto, no era de los nuevos: era su clásico 'Echo a correr', de 'En el cementerio peligroso' (2009).

La artista dedicó 'Como la miel' a la abeja Maya (pues cómo no) e invitó a compartir públicamente anécdotas personales de telepatía. Ella habló del día que pensaba en una calabaza y se encontró una nada más abrir Instagram. De aplicaciones y demás va, en parte, una de las canciones más celebradas de la noche, 'Tu teléfono', divertido himno amoroso que trasluce, queriendo o sin querer, una cierta ansiedad ante la preponderancia de la tecnología en la cultura humana.

Damunt es una máquina de empatía y nos hizo reír y también sufrir un poco, como en la triste 'Quién puede arreglar' o el bis "por caridad, por pena" con la lejana 'Ocho caballitos de mar', cuyos versos finales actualizó en clave de alegato ecologista. Antes y acompañada por la fan Zaida, había llevado algunos puños al alto con 'La caja', en la que anima a cargarse el patriarcado, "pero no con un martillo, existe otra opción: vamos a abolir la prostitución".