Santiago Posteguillo: la consagración de un maestro de la novela histórica

'La legión perdida' sitúa al escritor de Castellón a la altura de los grandes del género

Santiago Posteguillo, frente al foro romano..

Santiago Posteguillo, frente al foro romano.. / LUIS RUBIO

RAMON VENTURA

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'La legión perdida' de Santiago Posteguillo es la crónica de un ejercito fantasma: miles de soldados romanos extraviados en algún lugar de Asia -puede que cerca de China- en tiempos del apogeo del imperio romano. Y también es el episodio final de una de las mejores sagas históricas de ambientación romana, la trilogía del emperador Trajano.

Posteguillo es un narrador magnífico y lo sitúo al nivel de los grandes del género: Simon Scarrow, Marguerite Yourcenar o Robert Graves. Del primero, y su crónica sobre el optio Cato, constato los elementos comunes con la obra de nuestro autor: la meticulosidad en la exposición, el frescor de las escenas, el realismo y la concreción de los detalles. De la segunda, y sus memorias del emperador Adriano, tomo la certeza de que han hecho más atractivos a los personajes en las novelas que tal como realmente fueron, y de un gobernante rudo (en la de ella) o uno poco instruido (en la de él) acabaron creando un mito. De la obra de Graves, y su tartamudo Claudio, tenemos afinidades en el esquema expositivo, en la forma casual de resultar emperador, en la viveza del mosaico creado y en la potencia del personaje re-creado.

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Pero también hay distancias, innegables: Posteguillo no expone ningún periplo quijotesco, como sí es el caso del reciente premio Bárcino de novela histórica; ni la prosa del valenciano se asimila al refinado texto literario de la narradora franco-belga; ni la evocación ni el magnífico monólogo interior nos acerca a los libros del poeta británico.

Las crónicas de Trajano sorprenden por la potencia de sus diálogos, la visión escénica del conjunto -casi cinematográfica- y la excelencia en el despliegue de la trama. Son miles de páginas con centenares de capítulos cortos e intensos, algunos solo una página. Viviéndolos, sus lectores hemos descubierto fronteras desconocidas, victorias magnífica y situaciones insospechadas que sí recogen las antiguas crónicas: Plinio, Dion Casio, Suetonio, Tácito y Flavio José. Con 'La legión perdida' hemos sentido el aliento de un universo por edificar y la fuerza de la historia escrita con fidelidad, precisión y gran narrativa.

MUCHA HISTORIA Y UN POCO DE FICCIÓN

Hemos visto desfilar embajadores de lugares legendarios, ejércitos y complots mientras el mapa del mundo se rehacía: el sitio de Jerusalén, las guerras de frontera en Britania, Germania, el Danubio o Partia, la construcción de anfiteatro Flavio [tomo dos de la saga], las intrigas de Domiciano en el poder y su locura [tomo uno]... Las guerras dacias y partas y el contacto con los imperios kushan de la India, y el chino, son el sorprendente cierre tras 20 años de reinado.

Hay mucha historia y un poco de ficción, pero más en el relato de la vida íntima que en la narración de los hechos: como afirma el autor, es "la controversia", o puede que "la magia", que surgen en los espacios ignorados.

Es impresionante el bagaje documental que acompaña la obra: extensa bibliografía, mapas y cronologías, esquemas y planos, un completo vocabulario y datos filológicos: un trabajo de enorme valor que se edifica sin romper ni el ritmo de la narración ni el placer de la lectura, y que marca la diferencia entre los libros de ambientación y las auténticas novelas históricas cómo esta. Aquí el único emperador es Santiago Posteguillo y nadie le hace sombra.

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