CRÍTICA

'Legend': Poco más que Hardy

NANDO SALVÀ

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Al parecer, Tom Hardy accedió a hacer 'Legend' si se encargaba él mismo de interpretar tanto a Reggie Kray como a su hermano gemelo Ronnie, que llegaron a controlar buena parte del crimen organizado londinense de los 60. Sin duda vio al doblete posibilidades para lucirse, pero es poco probable que, aparte de eso, le viera al guion del director Brian Helgeland poco más que una deuda excesiva al cine de Scorsese. Y copiar a Scorsese resulta peligroso cuando careces de su talento.

El trabajo de Hardy resulta admirable pero no del todo convincente, tanto por el modo simplista que 'Legend' tiene de exagerar las diferencias entre los hermanos -Reggie aspira a ser un empresario respetable, Ronnie es un incendiario psicópata- como porque Helgeland rodea al actor de un vacío. La recreación de época es impecable, pero carece de especificidad. No se nos explica la percepción pública de los Kray ni el escándalo que provocaron -el filme, pues, no justifica su título-. Asimismo, no se ahonda en la dependencia psicológica mutua de los gemelos ni en los detalles de sus negocios. No vemos arcos narrativos ni dilemas morales. 

Todo cuanto 'Legend' ofrece son escenas. Escenas a menudo conectadas de forma aparentemente arbitraria, que nos muestran a los Kray entrando y saliendo de prisión, dando leña a rivales y policías y discutiendo entre ellos. ¿Y cuántas trifulcas de pub y demás estallidos de furia somos capaces de ver antes de acordarnos de Los Kray (1991) -protagonizada por Gary y Martin Kemp, de Spandau Ballet- y decidir que en realidad 'Legend' no hacía falta?