historietas SOBRE LOS PROBLEMAS DE LOS BARRIOS EN LA BARCELONA DE LA TRANSICIÓN

'Butifarra!', cómic y denuncia

Un libro celebra el 40º aniversario de la revista de humor y crítica social

EL LOGO  3Portadas de Max (nº cero, 1975), Alfons López (1977, la izquierda al poder) y Carlos Giménez (1977, sobre la crisis).

EL LOGO 3Portadas de Max (nº cero, 1975), Alfons López (1977, la izquierda al poder) y Carlos Giménez (1977, sobre la crisis).

ANNA ABELLA / BARCELONA

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Querían hacerle un corte de mangas al poder, al franquismo, aún vivo aquel mayo de 1975. De ahí su nombre: Butifarra! Hace ahora 40 años que aquella revista de izquierdas de humor gráfico nacía para acompañar a la transición, bajo el paraguas de la Federació d'Associacions de Veïns de Barcelona (FAVB), con el objetivo de usar la historieta y la sátira como instrumento de crítica social y denuncia de los problemas y reivindicaciones de los barrios y la clase obrera, con un concepto de participación ciudadana en el desarrollo del modelo de ciudad, ahora de nuevo sobre la mesa tras los resultados de las municipales.

«Creemos en el cómic como otra manera de decir las cosas», rezaba ya programático el primer editorial de la revista, que impulsó Alfons López, con un equipo fundacional formado por Max (que aún firmaba como Plumilla Mágica), L'Avi (Lluís Recasens), Juanjo Sarto, F. Pérez Navarro, Ricard Soler y Carlos Vila, y en cuyas páginas colaborarían otros cracks de la viñeta local crackscomo Miguel Gallardo, Juan Mediavilla, Jan, Carlos Giménez, Ventura & Nieto o Carlos Azagra. Un libro, que se presenta este jueves, recupera su historia: Butifarra! El còmic dels barris (1975-1987) (Publicacions Ajuntament de Barcelona), iniciativa de la Associació Tantatinta y la FAVB, coordinado por L'Avi y Pepe Gálvez, que firma el grueso de los textos.

«Butifarra! Butifarra!eran la mala leche hecha humor -apunta Gálvez-. No tenían paños calientes con nadie, ni con la derecha ni la izquierda y surgen en relación con los movimientos sociales de la época, sobre todo el vecinal». «Nos sentíamos orgullosos de denunciar. Ya el número cero, sobre la Obra Sindical del Hogar, fue un bautizo de guerra -recuerda Alfons López-. Era un organismo franquista que construyó bloques de viviendas en los 60, en teoría para sacar a los obreros del barraquismo pero que eran tan malos que 10 años después estaban en ruinas, con humedades, ratas, en barrios sin asfaltar, sin escuelas, hospitales ni transporte público». «La miseria» reinaba en barrios como Camp de la Bota, Somorrostro, Bogatell, Torre Baró o Trinitat.

«Tomábamos notas sobre el terreno en los barrios más perjudicados, escuchábamos a los vecinos. Hacíamos de periodistas», destaca López, que acaba de publicar Malvados e imbéciles (Amaníaco). No fue ese el único rasgo novedoso frente a revistas como El Papus Por Favor. El otro fue que, además de la denuncia proponían alternativas sociales hablando con arquitectos, ecologistas y técnicos especialistas en cada tema. Temas monográficos que no desentonarían hoy: la crisis («Hemos pretendido dar una visión general de los orígenes, el porqué y las repercusiones de la llamada crisis que usted y nosotros sabemos a quien le toca pagar y que no es otra que la crisis del capitalismo nuestro de cada día», decía el editorial), los quarts de casa quarts de casade la Barceloneta, el urbanismo desenfrenado, la Constitución, la prostitución, la escuela, el caso Scala caso Scalao la entrada en la OTAN.

Tras la primera etapa con la FAVB, hasta 1977, más asamblearia, cooperativista y undergroundButifarra! pasó a distribuirse en los quioscos, llegando a los 10.000 ejemplares al mes. Pero no era suficiente para Iniciativas Editoriales y en 1979 acabó el formato de revista. Pero el equipo siguió, con álbumes y otros encargos hasta 1987. La transición quedaba atrás.