Cuentos para no dormir
Matteo Garrone sorprende con la extraña fábula 'Tale of tales'

Salma Hayek y Vincent Cassel, tras la presentación a la prensa de 'Tales of tales', de Mateo Garrone.
El italiano Matteo Garrone se hizo un nombre a nivel internacional como cineasta de talente social, y por cierto usó este festival a modo de platafoma: tanto 'Gomorra' (2008), su descarnado retrato de la mafia, como 'Reality' (2012), su tragicómica mirada a nuestra obsesión por la celebridad, obtuvieron aquí el Premio Especial del Jurado. Ayer regresó a la Croisette reinventado. Su nuevo trabajo, 'Tale of tales', es al realismo lo que el McNugget a la alta cocina: un tríptico de cuentos populares basados en un recopilatorio de historias populares del poeta napolitano del siglo XVII Giambattista Basile. Eso sí, no son el tipo de cuentos que nuestros padres nos contaban en la cama. Si lo fueran, sufriríamos insomnio crónico.
Aquí no hay moralejas que suministrar ni finales felices que celebrar. Porque, mientras orquesta brujas y monstruos y reyes heroicos, Garrone se acerca mucho menos a cualquier película de Disney que a la 'Trilogía de la vida' de Pier Paolo Pasolini, aunque su desbarrado sentido del humor también evoca a los Monty Python de 'Los caballeros de la mesa cuadrada' (1975). Eso sí, el enfoque retorcido está al servicio de un anhelo casi inocente de ese miedo y placer que sentíamos al escuchar esas historias.
El tono varía constantemente de lo divertido a lo trágico, de lo tierno a lo brutal: los frecuentes estallidos de violencia satisfarán incluso a los más sádicos seguidores de 'Juego de Tronos'. Y, de hecho, el exceso es en buena medida la mayor pega que puede ponérsele a 'Tale of tales'. Tiene un metraje de más de dos horas, y por culpa de algunas elecciones de montaje se hace mucho más larga de lo necesario, aunque nada que Garrone no logre compensar con el arsenal de imágenes demoledoras que constantemente suministra. Contemplar a Salma Hayek devorando con fruición un gigantesco y sangriento corazón de serpiente marina es algo que uno no puede olvidar fácilmente.
La familia y uno más
Otro habitual del festival, Hirokazu Koreeda, ha hecho carrera explorando al detalle las dinámicas de la institución familiar. En títulos como 'Nadie sabe', 'Still walking' o 'De tal padre, tal hijo', el japonés se ha preocupado por los modos en que aquellos cercanos a nosotros afectan nuestras vidas, incluso una vez muertos. Y quienes lo acusan de repetirse percibirán 'Our little sister', también candidata a la Palma de Oro, como una prueba irrefutable.
Mientras acompaña a tres hermanas solteras mientras establecen vínculos con una hermanastra preadolescente cuya existencia apenas conocían, Koreeda vuelve a recurrir a un método, la atención casi exclusiva a los pormenores cotidianos, que hace que sus películas siempre se hallen al borde de caer en lo inconsecuente. Además, se esfuerza tanto por apartar la cámara en cuanto las situaciones amenazan con degenerar en el melodrama que acaba cayendo en un exceso de pudor capaz de anular la intensidad dramástica. Al final, 'Our little sister' es una sucesión de inertes escenas en las que estas cuatro hermanas se muestran amables y cariñosas entre sí. En otras palabras, algo totalmente agradable de contemplar, pero no necesariamente interesante.
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