RETORNO TEMPORAL DE UN LIENZO QUE EL MALAGUEÑO PINTÓ EN BARCELONA EN 1903

'La vida' vuelve a BCN

Enigmática 8 'La vida' (arriba) no surgió espontáneamente sino que Picasso fue madurando las figuras en dibujos y obras previas. Una radiografía de 'Azoteas de Barcelona' (ambas abajo) reveló que esta había sido pintada sobre una pareja que evolucion

Enigmática 8 'La vida' (arriba) no surgió espontáneamente sino que Picasso fue madurando las figuras en dibujos y obras previas. Una radiografía de 'Azoteas de Barcelona' (ambas abajo) reveló que esta había sido pintada sobre una pareja que evolucion

ANNA ABELLA / BARCELONA

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¿Qué tienen en común La vida, enigmática obra cumbre del periodo azul de Picasso, y Azoteas de Barcelona, una tela muy querida que le acompañó durante toda su vida? ¿Qué vincula a ambos óleos, más allá del azul Prusia y el haber sido alumbrados en 1903, cuando tenía solo 21 años, en su taller de la hoy desaparecida calle Riera de Sant Joan de Barcelona, que había compartido en 1900 con su querido amigo Carles Casagemas, antes de que este se suicidara un año después? ¿Qué las une, ahora que, más de un siglo después, vuelven a compartir escenario, en la muestra del Museo Picasso Viaje a través del azul: La vida, gracias a la cual este lienzo se expone por primera vez en Barcelona, desde hoy hasta el próximo 19 de enero, cedido excepcionalmente por el Cleveland Museum of Art? Un lazo hasta ahora invisible y que ha desvelado una radiografía de Azoteas de Barcelona.

La placa, cuyo resultado puede verse en la exposición, revela que el artista malagueño lo pintó sobre otra obra, de formato vertical, en la que aparecen un hombre y una mujer desnudos, de pie. «Bajo la capa azul de Azoteas de Barcelona se oculta el proceso creativo de La vida», afirma Reyes Jiménez, comisaria de la muestra junto con Malén Gual, conservadoras ambas del Picasso. La evolución de esa pareja, un tema recurrente en el periodo, puede ir apreciándose, hasta culminar en la de La vida, en diversos distintos dibujos expuestos de 1902 y 1903, que igual que Azoteas de Barcelona forman parte de la colección del museo de la calle Montcada

«La vida no es una creación espontánea, fresca y aislada», sino que Picasso «fue abandonando por el camino escenas que participaron en su gestación» y trabajó «encadenando ideas» hasta desembocar en ella, concluyen las comisarias.

El hombre bajo Azoteas de Barcelona, con barba y brazos alzados, que en dibujos preparatorios de La vida se convierte en el autorretrato de Picasso, cambia de postura y adopta en La vida la cara de su amigo Casagemas, cuyo suicidio significó el inicio del periodo azul, marcado por la tristeza y el dolor. La mujer que le abraza tiene el rostro de Germaine, cuyo desamor le llevó a quitarse la vida tras intentar asesinarla, y que luego fue amante de Picasso. Por el camino también desaparecen los caballetes que sostienen los dos lienzos del fondo, colocados uno sobre el otro, como los solía tener el autor en su taller. En el superior aparece otra pareja desnuda, sentada; en la inferior un hombre alado, otro de los enigmas del simbólico óleo, que ha dado pie a múltiples interpretaciones sobre la vida, la pareja, el paso del tiempo, la maternidad o la desesperanza.

Otra tela oculta reutilizada

Que Picasso reutilizara obras terminadas para pintar sobre ellas nuevas creaciones era habitual en él en aquellos años. Otra prueba de ello es la radiografía, hecha en 1978 a La vida, que reveló que la pintó sobre el cuadro Últimos momentos, tela con la que participó en la Exposición Universal de París de 1900, pero sobre la que poco más se supo, y que mostraba a un sacerdote joven ante una mujer agonizante bajo la luz de un quinqué. Un dibujo preparatorio de Últimos momentos, y la radiografía, es lo que Picasso quiso que quedara de él.