EL LIBRO DE LA SEMANA

Historia de una arpía

Brunetti topa con la corrupción en la nueva novela de Donna Leon

Donna Leon, durante una visita a Barcelona.

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RAMON VENTURA

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Como es habitual en las aventuras del comisario Brunetti, todo arranca con una llamada. En El huevo de oro, sobre la pulcra imagen del alcalde de Venecia, a las puertas de su reelección, planea la sombra de la corrupción; bien, planea sobre el hijo del alcalde de Venecia; mejor dicho, sobre la prometida del hijo del alcalde de Venecia; en concreto, sobre el socio de la prometida del hijo del alcalde de Venecia. La «persuasión» (que no soborno) ofrecida por este último y aceptada por funcionarios municipales, tendría su origen en una tienda de máscaras del Campo San Barnaba, a un paso la Accademia, un escenario que muchos lectores recordarán como uno de los decorados de La otra cara de la verdad, cuatro investigaciones venecianas atrás, urdidas por la estadounidense afincada en Venecia, Donna Leon (1942). Pero volvamos a la llamada.

SUICIDIO DE UN DISCAPACITADO / El encargo es simple: alguien ha de «resolver» el posible escándalo. Y Brunetti manejará con agilidad «la cuestión». Una vez concluida, el comisario dispondrá de tiempo, tolerancia de sus superiores y espacio para un tema menor, el aparente suicidio de un chico discapacitado.

Y es aquí cuando la novela emprende el vuelo y se apodera de todo el bagaje disponible. El anonimato del desvalido joven será el arranque de una crónica muy brunettiana: dispersa en un primer momento y frenética al final, mientras que en el núcleo del relato toparemos con los esfuerzos del investigador para aportar justicia a las víctimas, serenidad a su conciencia, condena para los criminales, paz a la hora de comer y el continuo esquivar de puñaladas en el trabajo. Todo ello será una extensión de su particular método detectivesco, donde una parte son pruebas documentales, la otra las sospechas de un investigador perspicaz y, finalmente, los cotilleos de los vecinos.

DENUNCIA SOCIAL / Brunetti es un personaje de intensa humanidad y profundidad de carácter, muy bien reflejado en esta y en novelas anteriores como Veneno de cristal o Piedras ensangrentadas, donde la resolución mecánica, altamente rutinaria, de un crimen actuará como soporte para la denuncia social. Esta posee una estructura emocionalmente más potente y argumentalmente más compleja, como ocurría en Nobleza obliga, un episodio previo con grandes afinidades con El huevo de oro: la codicia, la falsedad y la conducta de la buena gente cristiana, «que saben mucho de la culpa pero poco de la caridad». Y son muy permisivos.

Permisivos con los delitos de los famosos (incluidos los poderosos, los políticos y sus familiares), con las miserias de una sociedad donde no pagar impuestos está bien visto, con el desinterés de los burócratas hacia las personas que viven tras las cifras y datos que manipulan, con la pereza institucionalizada, con la lentitud de la justicia para resolver los casos y dictar sentencia y con la connivencia entre grupos mafiosos y la clase dirigente.

Gentes que reaccionan con desconfianza hacia la autoridad en general, la del Gobierno central en particular, la conducta de los vecinos del sur y también de los de la capital de la península: Donna Leon se refiere siempre a Italia, y a Venecia, la ciudad por la que siente una devoción infinita y que le gusta definir como la fusión de «piedra, cielo, oro, mármol, espacio, proporción, caos, desorden, gloria».

3EL HUEVO DE ORO / L'OU D'OR

Donna LeonSFlbTrad.: Maia Figueroa / Anna Llisterri

Seix Barral / Edicions 62

288 / 344 p. 18,50 €