Entrevista con el personaje de Sacha Baron Cohen
Dictador Aladeen: "Me gusta el cine de ciencia ficción como 'La lista de Schindler'"
Británico, judío y educado en Cambridge, Sacha Baron Cohen vuelve a provocar al personal conEl dictador.Para acceder a él, como siempre que promociona sus películas, hay que hacerlo a través de sus provocadores personajes, como Borat o Brüno: en esta ocasión, el almirante general Aladeen, líder de la ficticia república de Wadiya. EL PERIÓDICO pudo hablar con el dictador Aladeen en su visita promocional a Nueva York.
-Lider supremo, ¿dónde está realmente la república de Wadiya?
-A 2.000 millas de Israel, a tiro de un misil Scud.
-¿Tiene usted Scuds?
-Si, varios, pero no tengo armas nucleares. Como los israelís (risas).
-¿Y qué le trae por Estados Unidos?
-Vengo de compras, elshopping aquí es el mejor del mundo. He comprado ropa para mis 47 mujeres. He vaciado la tienda de Prada y he comprado a dos de sus dependientas.
-Y de paso promocionar El dictador.¿Le gusta el cine de Hollywood?
-Sí, sobre todo las películas de ciencia ficción, comoLa lista de Schindler. Es fantástica, me reí un montón viéndola. Yo he trabajado en varias películas, comoDecapitar al soldado Ryan o en la comedia romántica, inspirada en la vida de Strauss-Kahn, Planeta de las violaciones.
-¿Qué líderes mundiales han inspirado su mandato?
-Ferdinand Marcos, un extraordinario líder, y no digamos su mujer, Imelda. Todavía guardo 30.000 pares de sus apestosos zapatos que se dejó en su última visita a Wadiya. Hitler fue el maestro de todos pero, como decía mi padre, no acertaba siempre. Stalin era un tramposo al backgammon y un pésimo anfitrión: te ofrecía siempre el peor vino porque el bueno lo guardaba para él. Mis preferidos han sido el gran Saddam y, por supuesto, Kim Jung II, toda una inspiración para los jóvenes dictadores. Su hijo no le llega a la suela del zapato y eso que era bajito. Parece que se aguante los pedos y encima no tiene estilo para vestir.
-¿Tiene miedo de ser derrocado?
-La primavera árabe es una moda pasajera, como la dieta Atkins o los derechos humanos. Además no llegará nunca a mi país porque he eliminado esa estación del calendario. Ahora febrero dura 140 días. No me preocupa lo que pase en Wadiya porque mi gente me adora. Pero sí echo de menos a mi viejo amigo Gadafi.
-¿Como resolvería usted el conflicto entre Israel y Palestina?
-Muy sencillo, destruiría Israel (risas).
-¿Que ventajas e inconvenientes tiene ser un dictador?
-La ventaja es que eres adorado por tu pueblo, pero hoy día cada vez es más difícil ser un buen dictador. En los viejos tiempos solo tenías que matar a tu padre para convertirte en uno, pero hoy hay que hacer pucherazos electorales o encarcelar a la mayoría de tus ciudadanos. El inconveniente es que tenemos muy mala prensa. No tiene más que ver a Al Assad en Siria: un pequeño genocidio y ya tiene a todo el mundo en contra.
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