CRÓNICA
Voz de madre tierra
La venerable Buffy Sainte-Marie combinó humanismo folk y vigor rockero
Si el viernes tuvimos a Marianne Faithfull, el sábado pasó por el Auditori del Fòrum otra dama de alta cuna, Buffy Sainte-Marie, una superviviente de los lemas humanistas de los 60 y del folk comprometido que se mostró más vigorosa y electrizante de lo que preveíamos. Más aún si pensamos que hace unos meses cumplió los 71.
Sainte-Marie aireó sus raíces en la reserva india de Saskatchewan, Canadá, mezclando ritmos de aire ritual con registros rockeros dignos de una Patti Smith y aromáticos recesos acústicos. De la agitadora Cho cho fire, de su último disco, Running for the drum (2008), al folk de The piney wood hills. Y mostró su lado mainstream con el exitazo comercial Up where we belong, que compuso con Jack Nitzsche y Will Jennings y que popularizaron Joe Cocker y Jennifer Warnes en Oficial y caballero.
Pacifismo y melancolía bajo en naftalina, con llamamientos a la madre tierra (No no Keshagesh) y mensajes a prueba de calendario. «Esta es una canción sobre nuestra responsabilidad personal con el mundo en que vivimos», anunció antes de entonar Universal soldier, que en los 60 hizo suyo Donovan. Consignas de un tiempo; canciones vigentes.
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