ÉXITO DE UNA INICIATIVA CULTURAL

Museos impermeables

Colas para entrar en los museos

Colas para entrar en los museos / periodico

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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La lluvia no amedrentó al numeroso público que ayer volvió a llenar los centros culturales de la ciudad en la Nit dels Museus. Colas, arte y agua. Estos fueron los principales ingredientes de la jornada nocturna de puertas abiertas (de 19.00 a 01.00 horas) que ayer celebraron 48 museos de Barcelona y en la que los barceloneses, pese a la insistencia de la lluvia, se volcaron llenando sus salas durante toda la velada. Público en su mayoría de la ciudad, aunque también había turistas, pocos, y visitantes de otras localidades catalanas, muchos, como Fina, Montse y Anna, tres amigas de Esparreguera (Baix Llobregat), que alargaron la tarde de compras en Barcelona para visitar La Pedrera. Algo que hacía tiempo querían hacer y que ayer se les presentó como la oportunidad perfecta: "La entrada vale 14 euros, y hoy es gratis. ¡Era el día!", explicaban las tres a la vez, después de la "increíble" visita.

Aunque acceder al edificio de Gaudí les costó lo suyo, dos horas de cola. Pero ellas tuvieron suerte: la espera la hicieron antes de que la lluvia hiciera acto de presencia. No podían decir lo mismo Paco y Àngels, un matrimonio de Sants que esperó las dos horas de rigor bajo la lluvia. Porque pese a las inclemencias del tiempo, la cola para entrar subía desde Provença hasta Rosselló por paseo de Gràcia y llegaba hasta Pau Claris. Esto tras una hora y media de llover sin parar. Y es que la Nit dels Museus suele ser la noche en que los autóctonos --ayer en las colas ganaban por goleada a los extranjeros-- aprovechan para acudir a aquellos museos que tienen la entrada más cara.

Del patio al auditorio

Otro de los centros que siempre triunfa en estas veladas, y cuya cola, ayer, llegaba hasta la calle Aragó --antes, durante y después de llover-- es el Museu Egipci, cuya entrada llega a los 11 euros. Muchos de los visitantes eran niños seducidos por la atracción que ejerce la cultura faraónica. Así, Víctor, con 5 años, quería ver a Tutankamon pero allí estaba su hermano, Eric, para deshacer el entuerto y explicarle que lo que podría ver era "la momia de la Dama de Kemet". Por delante tenían una cola de una hora, pero no parecían muy preocupados. Entonces aún no había empezado a llover.

Pero si un museo se merecía ayer toda la atención, este era el Marès, que volvía a abrir sus puertas tras dos años de reformas. Fue un éxito. Como también lo fue el programa de radio organizado por el Museu d'Història de la Ciutat, que se retrasó por la climatología pero se realizó: en lugar de la plaza del Rei se emitió desde la sala Martí l'Humà. No fue la única iniciativa que cambió de escenario por culpa de la lluvia. Lo mismo pasó con el concierto de swing programado en CaixaForum, que pasó del patio al auditorio. Y por no poder, la lluvia no pudo ni con la rúa de arte. Walking Gallery celebró su pasacalles, más corto, con menos participantes y con los lienzos tapados por plásticos, pero lo celebró.