POP

Pecos entonan en el Coliseum su eterno 'Concierto para adolescentes'

Los hermanos Pedro (detrás) y Javier Herrero, en una imagen promocional reciente.

Los hermanos Pedro (detrás) y Javier Herrero, en una imagen promocional reciente.

LUIS TROQUEL
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

la canciónLlovíaabría en 1979 el primero disco de los Pecos: una febril y desaforada balada sobre el despertar sexual solo por la cuál merecerían figurar en cualquier antología del mejor pop hecho nunca en España. Ha llovido mucho desde entonces, aunque la historia de la precoz ascensión, caída en picado y tardía resurrección de tan singular dúo contiene muchas más páginas de oro. Y se remonta a todavía antes.

En los estertores de las transición los hermanos Javier y Pedro José Herrero Pozo desataron un torbellino hormonal sin precedentes. Fenómenos de fans los hubo y los habrá siempre, pero el de aquellos años adquirió dimensiones casi de movimiento. Y por encima de Miguel Bosé, Pedro Marín o Leif Garrett, reinaba el incipiente frenesí de los Pecos.

Javier era el rubio, el de la voz sobreaguda, y Pedro el moreno, el autor de casi todas las canciones. Gastaban unlookrematadamentekitsch, con peinados a medio camino entre Zipi y Zape, Starsky & Hutch y Simon and Garfunkel. Javier acababa de cumplir 18 años y Pedro tenía aún 16 cuando, a finales de 1978, saltaron a la fama más absoluta de la noche a la mañana. Literalmente. Habían debutado en unsinglepara la multinacional CBS con la canción Esperanzas, que parecía destinada a quedarse en justamente eso. Nadie les hacía demasiado caso hasta que un día a José Luis Uribarri se le cayó del cartel del programa televisivoAplausoun artista (de esa misma discográfica) y los pusieron de repuesto. A los 10 días siguientesEsperanzasllevaba ya 40.000 copias vendidas.

SAN CRISTÓBAL DE LOS ÁNGELES / Del extrarradio al epicentro más tumultuoso delfenómeno fans.Siempre firmaron sus discos como Pecos, sin más, pero se convirtieron enLos Pecospor súbita aclamación popular. Si su nombre de guerra evocaba al salvaje Oeste, ellos provenían de esas barriadas que tan bien reflejaban las películasquinquisde Eloy de la Iglesia. Nacieron en Vallecas, su padre murió cuando apenas tenían uso de razón y crecieron en San Cristóbal de los Ángeles, suburbio en las afueras de Madrid del que surgirían también los míticos Camela.

A medio camino entre el pop y la balada, debutaron a lo grande con un título tan explícito como conceptual:Concierto para adolescentes. Y como la caja registradora rebosaba, ese mismo año publicaronUn par de corazones, en el que se abrían al rock o la música disco. Y eso que en realidad ellos iban para cantautores, al igual que Mecano, Estopa y otrashermandadesmusicales.

Abrieron la siguiente década en lo más alto conSiempre Pecosy un trágico episodio, al morir una joven de 15 años asfixiada por una avalancha en un concierto en el antiguo parque de atracciones Montjuïc.

Tras publicar el también multiplatino20 añosen 1981, el mayor tuvo que ir a la mili. Y luego el pequeño. Proliferaron leyendas urbanas (o mejor dicho, cuarteleras) sobre crueles novatadas; como un ficticio preludio de la realidad que les esperaba. Tan mal fue en 1984 su regreso conPor arte de magiaque probaron suerte en solitario. Pedro llegó a sacar un disco y trabajó en la industria musical, y Javier en una agencia de seguros, hasta que, en 1993, les rescató su inicial descubridor (Miguel Ángel Arenas,El Capi de Alejandro Sanz) y les grabóPensando en ti. Y desde entonces siguen siendo Pecos.