LA EXBAILARINA LLEVA MÁS DE TRES DÉCADAS DEDICADA A LA ENSEÑANZA

Anna Maleras, que introdujo en España el jazz y el contemporáneo en el baile, ofrece un taller en La Caldera

Es la primera vez que BCN acoge este curso internacional

MARTA CERVERA
BARCELONA

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Hablar del taller de Anna Maleras es hablar del origen de la danza contemporánea en Catalunya. Esta exbailarina y profesora en activo a sus bien llevados 69 años fue maestra de aquella generación que revolucionó la danza a partir de los años 70. Marta Almirall, Montse Colomé, Cesc Gelabert, Ramon Oller y muchos otros creadores recibieron consejos de esta decidida mujer.

En su primer taller en Mallorca en 1976, introdujo el jazz y la danza moderna en España. Tras nueve ediciones, se trasladó a Begur y en el 81 cambió de fechas y lo celebró en Sitges, aprovechando la Semana Santa. A partir de ayer y hasta el sábado, es Barcelona quien lo acoge. En concreto, el centro La Caldera (Torrent d’en Vidalet, 43). Y cuenta con maestros de la talla de Stephane Boko, Jaime Jáuregui y Ramon Oller.

Abrir la mente

Por sustagehan pasado importantes profesores como el norteamericano Walter Nicks, que dio la primera clases de jazz negro en Barcelona. «West side storynos abrió la mente y había muchas ganas de aprender», recuerda. Maleras quería ir más allá del ballet clásico que practicaba en el Liceu con la compañía del maestro Magriñà y del resto de posibilidades que ofrecía la ciudad entonces: flamenco, danza española y escuela bolera. «Me cansé de alternar el Liceu con elspanish show castanyetque hacíamos: bailar desde jotas a sevillanas para los turistas con el fin de subsistir».

Pero hoy en día la contemporánea es el puntal y referente de la danza en Catalunya. Y en parte gracias a ella. «Lo malo es que ahora hay quien se cree que lo sabe todo y se olvida de que en la danza debes estudiar siempre». Cuando Maleras empezó todo se hacía desde la ilusión y las ganas. «Las subvenciones no existían. El primer espectáculo de danza moderna y jazz que montamos en el Romea salió a base de trabajar de noche, después de las clases. Y hasta el escritor Luis Racionero fue uno de sus alumnos. «Me pedía que le pusiera en las más adelantadas pero como temía que se lastimara le recomendé hacer claqué para que se cansara», comenta, entre risas.

Maleras dice que ha digerido aquella fiebre por el jazz que atrajo hasta su puerta a lacrème de la crèmebarcelonesa. Y supo aprovechar el tirón para ayudar a chicos «cuyas familias no veían con buenos ojos su inclinación por la danza o con escasos recursos. Eso pasaba mucho entonces y, por desgracia, aún sucede», se lamenta.