Manolo González: «Es un lujo tener una afición como la de Al Hueco»

El nuevo entrenador del primer equipo del CF Badalona, Manolo González, ha culminado dos temporadas en la Montañesa con el ascenso del emblemático club de fútbol de Nou Barris, en el que también fue jugador. González deja en el distrito a muchos amigos y aficionados.

Un punto clave Nervios e ilusiones antes de partirJUNTO AL CAMPO DE FÚTBOL, AL FINAL DE LA VIA JÚLIA, EN LA CONFLUENCIA CON LA RONDA DE DALT, EL AUTOCAR CARGA A LOS ASPIRANTES AL ASCENSO.

Un punto clave Nervios e ilusiones antes de partirJUNTO AL CAMPO DE FÚTBOL, AL FINAL DE LA VIA JÚLIA, EN LA CONFLUENCIA CON LA RONDA DE DALT, EL AUTOCAR CARGA A LOS ASPIRANTES AL ASCENSO.

CARME ESCALES
BARCELONA

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Desde el vecino distrito de Horta-Guinardó, Manolo González (Folgoso de Caurel, Lugo, 1979) gastó muchísimos días esa media hora a pie que separa su casa -cerca del Hospital de Sant Pau- del campo de fútbol de la Montañesa, el equipo que hasta la pasada temporada ha  entrenado y en el que también jugó.

A través del balón de fútbol, y en un campo todavía de tierra, este gallego, barcelonés desde los 3 años, -ha viajado fielmente cada verano a su tierra de origen-, empezó a construir hace 14 años lazos de amistad con jugadores, seguidores y vecinos de uno de los distritos de Barcelona que más terrenos de fútbol alberga, si no el que más. «Que yo sepa, en Nou Barris está el campo del Cerro, en la Trinitat; el del Guineueta; el antiguo campo de la Damm; el del Brafa; el del Alzamora; el del Canyelles; el del Ciutat Meridiana; el del Vallbona; el de la Montañesa, y no sé si hay más», repasa el nuevo entrenador del CF Badalona.

Lesión en Nou Barris

Manolo González empezó a jugar a fútbol con apenas 8 años. «Fue en el colegio Dalvi, que estaba en la Travessera de Gràcia, pero ya no existe. Allí jugué mi primer torneo», rememora el ahora exentrenador de la Montañesa. Pronto lo fichó el Martinenc, con el que estuvo de los 9 a los 17 años. «A los 15 jugué con la selección catalana», destaca González. A los 17 fue jugador del Sant Gabriel, de Sant Adrià de Besòs, y luego del primer equipo del Martinenc, del Gramenet B y del Santboià, hasta que ingresó en el equipo de la Montañesa. Allí estuvo dos temporadas, hasta que en el campo de Nou Barris sufrió la lesión que acabó poniendo fin a su carrera como jugador. «Me hice una triada de rodilla (rotura de ligamento cruzado anterior, menisco y ligamento lateral interior). Luego me fichó el Poble Sec, pero solo pude jugar un torneo. Tuve que dejarlo», explica González.

Colgó las botas pero siguió entrenando, una tarea que a los 16 años empezó a compaginar con su competición como jugador. Entrenó al infantil B del Martinenc, al Sant Gabriel en diferentes categorías y al juvenil del Badalona. Y también dos grandes finales de temporada y salvación para el Badalona B. También hace dos años, González contribuyó a mantener a la Montañesa en Tercera División y en su última temporada con los abejas -el apodo del club por su camiseta a rallas negras y amarillas- ha levantado las espectativas del equipo en la fase final  hacia el ascenso a segunda. «Ha sido espectacular, pese al cuestionable estado del césped del campo del equipo de mayor categoría que tiene Nou Barris», afirma su exentrenador. «Me voy porque la oportunidad que me ofrece el primer equipo del Badalona significa una mejora -económica, pero sobre todo deportiva-, un paso hacia delante, una mejora en la vida», resume. «Y dejo en Nou Barris muchas amistades, y socios y público magníficos. Pero, sobre todo, dejo a una peña de aficionados, la gente de Al Hueco, a la que echaré mucho en falta. Una afición así, en un equipo de Tercera División, no se encuentra. Y es un lujo para Nou Barris tenerla. Nos acompañaron a Paterna, a Figueres y para muchos era un gran esfuerzo económico. Les estaré agradecido toda la vida por su apoyo», señala.

Conductor de autobús

«El fútbol se aprende en la calle. Al menos los de mi generación, así lo hicimos. Pasábamos el día jugando a pelota. Hoy no hay lugares para jugar en la calle, por eso hay tanta afición de los niños a las videoconsolas. Se ven obligados a estar en casa», apunta el entrenador. «Y en los barrios más humildes y luchadores, como los de Nou Barris, se ha jugado muchísimo a fútbol en la calle. Otros deportes requieren más dinero»,  apunta quien compagina su trabajo de entrenador con el de conductor del autobús B-19, que pasa por  Nou Barris.

Las cenas y comidas en el restaurante Paparazzi o en el bar La Montañesa, «sufragadas con la recaudación de pequeñas multas que iban sumando los jugadores -explica- por olvidos de parte del vestuario o retrasos en los entrenos», engrosan el espacio del recuerdo para este hombre de fútbol. También tiene un recuerdo especial para Antonio Sánchez, director de las escuelas Hristo Stoichkov, de quien dice:  «Para mí es el mejor maestro de fútbol en Catalunya. Hizo que yo diera el paso adelante como jugador a los 14 años y luego como entrenador». «Y también está José Ramón Preciado (Nàstic, Gavà, Gramenet y otros), mi mejor amigo, y quién me enseñó a elegir jugadores y corregir errores», detalla el exentrenador de la Montañesa, el club que nació en 1927, tiene 25 equipos federados y escuela de fútbol en un distrito futbolero.