El magnate faraónico

Sheldon Adelson es el octavo hombre más rico de EEUU, un empresario de 78 años hecho a sí mismo, poco amigo de las entrevistas, ambicioso e irascible. Patrón financiero de la derecha estadounidense e israelí opuesta a un acuerdo de paz con los palestinos, este judío de origen ucraniano levantó un imperio en Las Vegas, pero es de sus casinos en Macao y Singapur de donde obtiene actualmente el 90% de sus ingresos. Con una fortuna valorada en 22.000 millones de dólares, pretende levantar ahora un Eurovegas en Barcelona o Madrid.

Hijo de un taxista ucraniano, Adelson empezó a hacer negocios con solo 12 años en Boston, donde compró un quiosco de prensa y reinvirtió los beneficios en máquinas de caramelos. Más tarde probaría como banquero hipotecario y con una agencia de vuelos chárter. Pero no fue hasta 1979 cuando las monedas empezaron a llover en cascada. Aquel año organizó en Las Vegas una feria de la industria informática, Comdex, un evento que se convertiría en la cita de referencia del sector.

Adelson hizo de la mezcla de trabajo y ocio su seña de identidad. Tras adquirir el casino The Sands y levantar un centro de convenciones, vendió Comdex para levantar el Venetian, un descomunalresortcon canales, ruletas y gondoleros. Con sus lucrativos réditos, emprendió en el 2004 la expansión asiática, el colchón que le permitió capear la crisis y abrir hace tres años el Palazzo en Las Vegas.

Su forma de hacer negocios le ha valido varias denuncias en los tribunales por presuntos sobornos a funcionarios chinos (investigados por EE UU) y por renegar de sus acuerdos con un empresario de Hong Kong que le introdujo en los pasillos del poder de la excolonia británica.

Adelson es un apasionado del Israel más extremista. Coincide con el republicano Newt Gingrich, a cuya campaña ha donado 11 millones de dólares, en que los palestinos son«un pueblo inventado».