Un proyecto gigantesco

Madrid alardea de sus ventajas para quedarse Eurovegas

La delegación de Adelson y sus anfitriones, ayer, en los terrenos de Valdecarros (Madrid)

La delegación de Adelson y sus anfitriones, ayer, en los terrenos de Valdecarros (Madrid)

CRISTINA BUESA
MADRID

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Pregunta: «Si Madrid fuera la roja y Barcelona la negra, ¿dónde pondría la ficha?», se le planteó ayer al director general de Las Vegas Sands Corporation, Michael Leven. Él, siempre afable pese al cansancio que acumulaba, sonrió: «Yo no apuesto». Esta sentencia es probablemente el mejor resumen de 48 horas intensas entre Barcelona y Madrid, las dos aspirantes a acoger Eurovegas, el proyecto de Sheldon Adelson. Los enviados del magnate norteamericano regresan hoy a Estados Unidos a explicarle a su jefe lo que han visto, las sensaciones que han tenido en su periplo y que compartirán en el vuelo de regreso pero, fieles a sus ritmos, han preferido llevarse las impresiones consigo. La decisión, reveló Leven ayer, se tomará como muy tarde el 1 de septiembre.

No obstante, la puesta en escena de las dos candidatas ante el consejo de administración de la multinacional (board) revela muchas cosas. Por ejemplo lo que hizo la alternativa madrileña ayer. La presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, controladora hasta el más mínimo detalle en lo que a imagen se refiere, quiso dar la impresión de una cierta deportividad frente a su contrincante («lo importante es que Eurovegas venga a España», repitió una vez más, «que no ocurra como con Disney, que por las disputas entre Tarragona y Castellón acabó en París») pero acto seguido sacó pecho acerca de las virtudes, algunas dudosas, de su oferta. La lucha es feroz.

LA GARANTÍA DE BARAJAS / El escenario era la sede de la Comunidad, en la plaza del Sol. Junto a ella estaban algunos de sus consejeros (el de Transportes, Pablo Cavero, que había acompañado a las visitas a los terrenos; su vicepresidente, Ignacio González, y el de Economía, Percival Manglano) pero solo tomó ella la palabra y no dio pie a preguntas. Afirmaciones intencionadas, disparadas con pólvora a la línea de flotación de la rival.

Madrid tiene la renta per cápita más elevada, dijo. Los turistas que viajan a la comunidad son los que más gastan, siguió. Los niños de las escuelas de la región son bilingües en inglés, argumentó. El Gobierno madrileño es amigo de las inversiones extrajeras, subrayó. El transporte aéreo a más de 260 destinos desde Barajas está garantizado. Lo dijo así, del tirón, como quien recita una lección bien aprendida. Leven no le sacó el ojo de encima aunque ninguna de las ventajas le sonaban nuevas.

SEPARAR GOVERN Y EMPRESAS / La mano derecha de Adelson almorzó a continuación con los responsables, entre otros, de cinco empresas que, recalcó la presidenta, forman parte de las 12 constructoras más importantes del mundo «y que están en Madrid», dijo como de pasada. Por la noche, la alcaldesa Ana Botella también recibió a la delegación de la multinacional acompañada de empresarios, una de las grandes diferencias con Catalunya, que el lunes quiso mantener escrupulosamente la diferencia entre las gestiones que hacía el Govern y las que llevaba a cabo la sociedad civil.

Por la tarde, en su segunda comparecencia en 24 horas, Leven lo tuvo claro. Una vez más esquivó revelar sus preferencias o las del board. «Veníamos con la idea de que Barcelona era una ciudad más turística y Madrid estaba más abocada a los negocios. Pero en Madrid hay muchos turistas y en Barcelona se pueden hacer muchos negocios», dijo, encogiéndose de hombros.

El consejo de administración de Las Vegas Sands tenía previsto dormir anoche en Madrid y regresar a Estados Unidos esta mañana. Estaban completamente agotados. Al cansancio de la primera jornada barcelonesa se sumó la apretada agenda de ayer en la capital madrileña. Y las temperaturas por encima de los 35 grados. Este hecho obligó a los organizadores a colocar un toldo en los terrenos de Paracuellos del Jarama y Torrejón de Ardoz. En valdecarros, donde llegaron poco antes de la una de la tarde, caía un sol de justicia y solo estuvieron 10 minutos.

Leven, en la planta 30 de un hotel madrileño, usó la palabra «intuición» para referirse a los motivos por los caules decidirán. El precio de las expropiaciones no será determinante pero sí las condiciones de los terrenos. «No apuesto ni por la roja ni por la negra, pero siempre puedo poner la ficha en el doble cero», rió. Pero esta opción no se contempla.