Dos de cada tres institutos piden hacer jornada intensiva

En torno a 400 institutos de los 586 que imparten la ESO en Catalunya sabrán antes del 23 de junio si la Conselleria d'Ensenyament les autoriza a implantar el próximo curso la jornada lectiva intensiva, tal y como han solicitado formalmente. La cifra de peticionarios, bastante más que lo que se había inicialmente calculado, representa al 68% de los centros de secundaria catalanes, aunque «eso no significa que finalmente se atiendan todas ellas», advirtió ayer la titular de este departamento, Irene Rigau.

La posibilidad de que los institutos incorporen la jornada compactada, una medida rechazada hasta ahora por todos los gobiernos que han estado al frente de la Generalitat, se ha abierto este año fundamentalmente como respuesta a la crisis económica. La propia Rigau ha reconocido en alguna ocasión que este horario -en que solo hay clases por la mañana- supone un ahorro de costes para los centros. No solo en gastos de mantenimiento (al estar cerrados los institutos por la tarde, disminuye el consumo de electricidad y calefacción), sino también en servicios que ofrecen otros organismos, como el comedor escolar y las actividades extraescolares que se organizan en el tiempo de mediodía.

El mayor número de solicitudes, explicó Rigau, ha llegado de la Catalunya central, donde un 91,8% de los centros de ESO están interesados en la jornada intensiva. En el Baix Llobregat, un 91% de los institutos ha presentado también su petición, mientras que en la ciudad de Barcelona (donde muchos alumnos ya van a comer a casa, por una cuestión de mera proximidad) el porcentaje de demandas ha sido del 31,7%.

AHORRO Y MEJOR CLIMA / La implantación de la jornada intensiva en los institutos de secundaria de Catalunya supondría un ahorro de unos 14,5 millones de euros anuales, según estimaciones del sindicato de profesores de secundaria Aspepc. Además, afirma esta organización profesional, la jornada intensiva mejora el clima escolar, al suprimirse las horas de comedor en las que, en su opinión, es cuando pueden producirse más conflictos entre los escolares. A este argumento ha recurrido también alguna vez laconsellera.

Pero mientras los profesores aplauden en su mayoría el horario concentrado, entre las federaciones de padres de alumnos no hay unanimidad. «Antes de llevar cualquier cambio a la práctica, y más si es uno como este, que difícilmente tendrá marcha atrás, se tendría que pensar en cuál es el presupuesto y si cuenta con el consenso suficiente», advertía hace unos días Àlex Castillo, vicepresidente de la Federació d'Associa-cions de Mares i Pares d'Alumnes de Catalunya (Fapac).