ANIVERSARIO DE UN MOVIMIENTO SOCIAL

Cinco años de PAH

TONI SUST / Barcelona

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Cuando en España los desahucios masivos por impago se dispararon, los afectados vivían con vergüenza y discreción el no poder pagar la hipoteca y perder por ello su vivienda. No habían podido mantener el compromiso suscrito. Pero de repente los que sentían vergüenza abrazaron el cabreo. Y empezaron a señalar a otros culpables: los bancos, la clase política, la legislación. Entre ambas situaciones medió la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), el movimiento social que con más intensidad ha vehiculado la indignación por las causas y efectos de la crisis.

La PAH cumple cinco años y para celebrarlo reunió ayer en Barcelona a representantes de grupos de toda España: ya superan las 200 plataformas locales. Medio millar de personas participaron en el encuentro. Desde su creación, la PAH ha detenido 1.011 desahucios y ha realojado en lo que llama su obra social a 1.049 personas. Por miles se cuentan las daciones en pago, la medida que se presentaba como primera gran bandera de la PAH, pese a que desde siempre ha sido vista como un mal menor. Ayer la cara visible del movimiento, su portavoz Ada Colau, dijo que no se podían imaginar que a estas alturas las cifras serían estas.

La PAH sigue centrada en su lucha, que a lo largo del tiempo se ha ido modificando y ampliando. El primer desahucio se paró el 3 de noviembre del 2010 en La Bisbal del Penedès. Menos de 20 personas, entre ellas Colau, lo lograron. Lluís Martí, el afectado, sigue viviendo allí. Con el tiempo, aumentó el número de frentes más allá de la calle. La PAH impulsó, junto con otras entidades, la ILP de la dación en pago y la promoción del alquiler social, que recabó el apoyo de un millón y medio de personas. No logró que el PP la respaldara, lo que evitó que fuera aprobada. Pero los populares tuvieron que admitir que la cuestión se debatiera en el Congreso. Probablemente, por el goteo de suicidios de afectados por la hipoteca. El PSOE se adaptó a los ritmos de oposición y se sumó a las demandas de la PAH, que  había ignorado poco antes, cuando gobernaba. Del Congreso salió una ley que apenas tiene efecto, que no cambió nada. Solo porque la Unión Europea declaró ilegal el sistema de desalojos español, a causa de la existencia de cláusulas abusivas, se pudo modificar las existentes.

El legado

La PAH ganó la batalla de la opinión pública. Apostó por la ocupación de inmuebles de bancos para su obra social. Constituyó un grupo de abogados especializados que, sin cobrar, se desloman en pos de una victoria mayor o menor, de una dación, de una cláusula retirada. Ahora, volvió a señalar ayer Colau, el objetivo  es apostar por la obra social y ejercer presión en las administraciones autonómica y municipales para que se impliquen contra los desahucios y en pos del alquiler social.

La PAH también pasará a la historia por traer a España el escrache argentino, término que describe las campañas de denuncia en la calle organizadas en Argentina para desenmascarar a miembros de la Junta del dictador Jorge Rafael Videla. El PP intentó, sin éxito, usar el escrache para criminalizar al colectivo.