El festival de cine fantástico de Catalunya

Calparsoro, en la guerra

El director rompe siete años lejos del cine con el 'thriller' de acción 'Invasor'

El director vasco (aunque nacido en Barcelona) Daniel Calparsoro, fotografiado ayer en el Festival de Sitges, donde presentó su película 'Invasor'.

El director vasco (aunque nacido en Barcelona) Daniel Calparsoro, fotografiado ayer en el Festival de Sitges, donde presentó su película 'Invasor'.

JULIÁN GARCÍA

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Daniel Calparsoro llevaba desde el 2005 alejado del cine. Mucho tiempo para un tipo que pareció comerse el mundo con su ópera prima, aquella arriesgada, generacional Salto al vacío (1995). Intentó en vano llevar el Capitán Trueno a la gran pantalla y, en fin, se volcó en la televisión. «He tenido la suerte de trabajar mucho estos años en la tele, sí. La miniserie El castigo fue un exitazo de audiencia. Pero la verdad es tenía muchas ganas de volver al cine», admite el director vasco, que ayer presentó en Sitges fuera de concurso ese esperado regreso: Invasor, un thriller de acción con la misión española en la guerra de Irak como telón de fondo.

Basado libremente en la novela homónima de Fernando Marías, el filme -que se estrena el 30 de noviembre- se centra en la figura de un médico militar español (Alberto Amman) que, tras sufrir un atentado en Irak en el 2004, regresa a casa. Poco a poco, sospecha que sus superiores le ocultan información y que tras ese atentado se esconde una verdad ignominiosa. ¿Es el momento, señor Calparsoro, de empezar a revisar el papel de España en los conflictos de Oriente Próximo?: «Invasor no es una película ambigua, retrata el sistema sin autocensura, pero la guerra, en verdad, es un trasfondo para dar al espectador emociones fuertes. Ya sabes: decorados espectaculares, aventuras, persecuciones. Lo que relata el filme podía suceder en Irak, Afganistán o una gran corporación, porque la historia, a fin de cuentas, es la de un hombre que se enfrenta al sistema, que lucha por su dignidad y se niega a ser corrupto».

Su propósito, queda claro, es el entretenimiento, pero con vocación sustancial. «¡Esa es la intención, claro que sí! Que detrás de todo ese envoltorio trepidante haya un contenido, un mensaje. Que el espectador, tras haber pasado un buen rato en el cine, se pregunte si estaría dispuesto a hacer lo mismo que el protagonista. ¿Te arriesgarías a sacar algo a la luz aun sabiendo que no podrás y que te van a castigar por ello?».

NUEVO RODAJE / El director, un tipo de aspecto ciertamente intimidatorio pero trato cordial, da cuenta de una Moritz en cuatro tragos. Alguien pide por él una hamburguesa con beicon y queso para que le hinque el diente justo cuando acabe la entrevista con este diario. «Estoy muerto de sueño y no he comido. Ahora mismo vengo de rodar y esta tarde me voy otra vez a rodar, sin descanso», dice en tono de cierta justificación. No miente: Calparsoro está filmando Combustion, otra destilado adrenalínico, esta vez sobre carreras ilegales de coches, protagonizado por Álex González, Adriana Ugarte y, nuevamente, Alberto Ammann. «Pero no hay cansancio que valga. En estos momentos, poder trabajar ya es un subidón en sí mismo».

PERSECUCIONES DE COCHES / A Calparsoro, de 44 años, le brilla la pupila cuando se le pregunta por las escenas de acción de Invasor. «Le hemos sacado mucho partido al presupuesto que teníamos. Ha habido limitaciones, está claro, pero me lo he pasado como un enano haciendo esas persecuciones de coches por las calles de A Coruña... El acabado es bueno. Aunque eso es solo el envoltorio. El corazón del filme es Alberto y su interpretación contenida».

No parece entusiasmarle, sin embargo, que se le inquiera por posibles referencias de cine bélico o de acción. «Invasor es Invasor. Puede parecerse a otras, pero es única. ¿Referencias? Alguna de la saga Bourne, Contra el imperio de la droga (French connection), Los tres días del cóndor. Nada concreto». ¿Y la serie Homeland, ese gran thriller político? «Me sabe mal decirlo, pero no la he visto todavía. Tengo que verla. Todo el mundo me habla maravillas. Y no eres el primero que me pregunta por ella...».