PLENO EN EL PARLAMENT

La tregua de CiU y ERC sobre la sanidad no disipa los recelos

El 'conseller' Boi Ruiz conversa con el diputado Jordi Turull, ayer en el hemiciclo del Parlament.

El 'conseller' Boi Ruiz conversa con el diputado Jordi Turull, ayer en el hemiciclo del Parlament.

FIDEL MASREAL / BARCELONA

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Hubo un momento en el debate de este jueves en el que la diputada de ERC Alba Vergés se dirigió a ICV-EUiA reconociendo que el pacto in extremis que los republicanos habían cerrado con el Govern para parar el consorcio sanitario de Lleida podía generar dudas sobre su cumplimento. Algo así como decir: entiendo que receles del acuerdo porque mis socios no son de fiar. Los diputados de la federación mostraron airados su protesta desde sus escaños y en ese momento el jefe de filas de CiU Jordi Turull abandonaba el hemiciclo. Vergés trataba de arreglar el desaguisado sin demasiado éxito porque pese al acuerdo de ayer entre Convergència y los republicanos reina la desconfianza.

Anteayer a última hora de la noche se hilvanó un pacto de mínimos: CiU aceptaba votar a favor de la paralización del consorcio sanitario de Lleida, pese a que el Parlament ya lo había decidido con los votos en contra de la federación de Mas. De este modo, CiU evitaba quedar ayer de nuevo en minoría. A cambio ERC bajaba el tono y aceptaba una coletilla al texto. Se para el consorcio "mientras no haya un consenso en el territorio que pueda avalar este proyecto" y tras analizar las alegaciones recibidas en el período de información pública del proyecto.

ERC BAJA EL TONO

La intervención de Vergés fue mucho más moderada en relación al 'conseller' Boi Ruiz que en ocasiones anteriores, en las que le había acusado de actuar de una forma "ni decente ni democrática". La democristiana Assumpció Laïlla sí afeó a los republicanos que su moción exija un montón de informes solo para "facilitar la vida de los diputados". Laïlla desplegó una defensa clara del consorcio que CiU se comprometía a parar: "Queremos el consorcio, es una herramienta positiva para el territorio, pararemos el proceso hasta llegar al consenso", aclaró. Y criticó al resto de partidos por abonar otros consorcios en otros territorios.

El pacto de mínimos generó una primera reacción fulminante de la CUP e ICV-EUiA. La diputada de la CUP, Isabel Vallet, incendiaria, acusó a los republicanos de ponerse al lado de quienes quieren privatizar la sanidad. La parlamentaria ecosocialista Marta Ribas habló de un pacto "trampa" entre el Govern y ERC porque deja la puerta abierta al consorcio pese a que el Parlament ya se había pronunciado claramente en contra. Ribas teme un proceso participativo "trampa". La marea blanca de Lleida también lamentó que el acuerdo de este jueves da tiempo a activar el consorcio "cuando esta figura está más que en entredicho". Argumentan que el territorio ya ha mostrado su rechazo y que ayer se forjó un pacto por interés electoralista.

DESCONFIANZA

Otra muestra de desconfianza entre los socios de gobernabilidad es que el grupo de CiU quedó congelado al ver cómo tras votar el acuerdo, ERC votaba también a favor de parte de la moción posterior de Ciutadans con un texto diferente al pactado entre el Govern y los republicanos.

"Es dramático", admitía un convergente en privado. ERC argumentó que se trataba de ser coherentes con lo que ya habían votado en plenos anteriores. Cabe añadir que los republicanos además dejaron a CiU en minoría en una parte de la moción republicana aprobada. Eso sí, salvaron otra vez a Boi Ruiz de ser reprobado.