Rajoy se refugia en la recuperación económica para 'olvidar' a Bárcenas

Rajoy, entre el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, y la ministra Ana Pastor, saluda al término del acto celebrado ayer en Soutomaior.

Rajoy, entre el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, y la ministra Ana Pastor, saluda al término del acto celebrado ayer en Soutomaior.

MAYKA NAVARRO / Soutomaior

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Descansado, relajado, con camisa blanca arremangada y una gran sonrisa, el presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, se presentó ayer fuerte y seguro ante los suyos, ante los militantes del PP gallego, y alcaldes y concejales de su casa, Pontevedra. Arropado por su gente, dejó claro que todo lo que tenía que contar sobre el escándalo de su extesorero Luis Bárcenas ya lo dijo el 1 de agosto en el Senado. «Nada ni nadie me va a distraer de nuestra tarea esencial, que es la salida de la crisis». Sin nombrar al que durante un tiempo fue un buen amigo con el que intercambiaba mensajes de móvil, Rajoy aprovechó el acto de inicio del curso político para confirmar, con otras palabras, lo que ya se sabía. Que no habrá bajada de impuestos hasta el 2015, año en el que está prevista una triple convocatoria electoral: autonómicas, municipales y generales. Como si se tratara de una buena nueva, el presidente usó la fórmula de comprometerse a regresar el año que viene al castillo de Soutomaior para anunciar que los bajará.

No había nada nuevo en ese anuncio. Ya lo dijo hace unos meses el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, cuando aplazó hasta el 2015 la bajada del IRPF. Ayer, Rajoy no hizo más que reconfirmar esa promesa. Un argumento que utilizará mañana en su intervención ante la ejecutiva nacional del PP, en la que reivindicará la necesidad de salir a la calle a sacar pecho porque los esfuerzos que se han exigido a la población han valido la pena. «Estamos mejor que el año pasado, y el que viene estaremos mucho mejor», dijo ante un millar de militantes entusiasmados por escuchar tan de cerca a su paisano.

REPASO A LOS HITOS / Desde el pasado 26 de abril, en el que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, junto a Montoro y el ministro de Economía, Luis de Guindos, dibujaron unas perspectivas económicas terroríficas sin posibilidad alguna de crear empleo en los próximos años, Rajoy ha intentado dar la vuelta a ese mensaje. Ayer hizo un gran esfuerzo repasando entre aplausos los hitos económicos de un año en el que, según el presidente, ya se recogen los frutos de las «exigentes y necesarias» reformas puestas en marcha. Echó mano de la bajada de la prima de riesgo y la mezcló con los récords de turistas registrados este verano, la reducción del déficit, el alejamiento del fantasma del rescate y una reducción del paro superior a lo que esperaba.

Con este escenario de bonanzas quiso el presidente acallar las voces que pronostican un próximo cambio de ministros. «Estoy orgulloso de todos los miembros de este Gobierno, que están haciendo una magnífica labor», remató Rajoy ante la única presencia de la titular de Fomento, Ana Pastor, en un acto en el que tradicionalmente solo están presentes cargos de las distintas administraciones gallegas.

Hace tiempo que Rajoy defiende en privado la permanencia de todos los miembros del Ejecutivo, aunque para algunos dirigentes del PP la situación es insostenible, entre otras razones porque algunos ministros ya le han hecho saber que quieren marcharse. Las elecciones europeas de mayo pueden ser una buena excusa para plantear un relevo.

Como si Bárcenas nunca hubiera formado parte de sus vidas, ni importara nada la polémica generada sobre la destrucción del contenido de los portátiles que el extesorero del PP dejó en la sede del partido, el presidente del Gobierno dejó bien claro que se siente fuerte y nada ni nadie le hace plantearse otra cosa que no sea continuar al frente del Ejecutivo para seguir con la recuperación. Solo le faltó al presidente bromear y preguntarse a sí mismo: «¿Bárcenas? ¿Quién es ese?». Según Rajoy, a los españoles solo les preocupa salir de la crisis. Y en eso está. Obviando que algunas encuestas dan más credibilidad al extesorero que al presidente.