El PSC se encomienda a Collboni para recuperar la alcaldía de Barcelona

Jaume Collboni celebra su victoria en las primarias del PSC de Barcelona ante Carmen Andrés, ayer por la noche.

Jaume Collboni celebra su victoria en las primarias del PSC de Barcelona ante Carmen Andrés, ayer por la noche.

JOSE RICO
BARCELONA

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En un céntrico hotel de Barcelona, lejos de la sede del partido, como en aquellas noches electorales en las que el PSC tenía muchos motivos para descorchar cava, el socialismo barcelonés (y, por extensión, el catalán) se encomendó ayer a Jaume Collboni para la titánica tarea de sacar a flote el proyecto municipal y recuperar el timón de la capital de Catalunya en el 2015. Y lo hizo con fervor, a pesar de que el resultado final del arriesgado experimento de las primarias abiertas fue mucho más ajustado de lo que podría esperarse, al menos en números absolutos. El exdiputado se impuso a la concejala Carmen Andrés por solo 487 votos, pero que significaron nueve puntos de diferencia y la victoria de Collboni en nueve de los 10 distritos de la ciudad y 25 de las 30 mesas. El alcaldable no perdió tiempo y avanzó su propósito de liderar desde ahora mismo la oposición al alcalde Xavier Trias y construir un proyecto «genuinamente barcelonés» que se aísle de las convulsiones del PSC.

La segunda jornada de las primarias evidenció el primero de los retos que Collboni tendrá que afrontar en los 13 meses que restan para las elecciones municipales: la revitalización de las propias bases socialistas. La participación, como se esperaba, fue inferior a la de la primera vuelta. Entonces votaron 7.463 personas y ayer, 5.534. Y de nuevo, solo dos de cada 10 electores tenían carnet del partido. La extrema fidelidad de Nou Barris a la causa socialista le situó como el distrito con mayor movilización y dio esperanzas a Andrés de poder propiciar otra sorpresa. De hecho, la edila, que obtuvo 2.493 votos, mejoró en 791 papeletas su resultado de la primera ronda. Collboni, con 2.980, tuvo 441 apoyos más.

GUANTE BLANCO HASTA EL FINAL / El fugaz escrutinio empezó reñido, pero la regidora no pudo superar a Collboni más allá de su feudo y de una mesa de Horta. El fair play que ha impregnado la mayor parte de la campaña, y que se acentuó con la clasificación para la final de los dos aspirantes más cercanos a la cúpula socialista, se mantuvo hasta el último minuto. Vencedor y derrotada comparecieron juntos y la edila ofreció toda su colaboración al exportavoz del PSC para la etapa que ahora se abre, en la que Collboni deberá llevar las riendas del grupo municipal desde fuera del ayuntamiento.

Los movimientos de fichas quizá comiencen hoy mismo. El todavía jefe de filas socialista en el consistorio, Jordi Martí, anunció que esperaría hasta hoy para despejar su futuro, que con toda probabilidad pasa por dar un paso atrás y ceder la batuta a un concejal afín a Collboni. Y la mejor situada en esta quiniela es la veterana Assumpta Escarp, exteniente de alcalde y uno de los puntales de la candidatura del exdiputado.

Pero habrá más cambios a medio plazo. Si algo dejó claro anoche el ganador, fue que la estrategia y el proyecto del PSC en Barcelona pasarán única y exclusivamente por sus manos, en el enésimo intento de distanciarse de cualquier tentación de tutela que pueda tener la dirección de Pere Navarro. Tal es el empeño de

Collboni por marcar su territorio que, en una imagen cuanto menos significativa, el primer secretario del partido no acompañó en el escrutinio a quien será el principal alcaldable socialista el año que viene.

Sí estuvo el líder de la federación de Barcelona y senador, Carles Martí, para quien algunas voces apuntan que ayer empezó la cuenta atrás para formalizar la entrega del testigo a Collboni. La idea de un congreso extraordinario que sirva para afianzar y otorgar plenos poderes al nuevo alcaldable gana fuerza en la federación. Una maniobra con la que los socialistas barceloneses romperían la tradicional bicefalia alcalde-líder de federación bajo la que se rigieron cuando gobernaban la ciudad.

MANO TENDIDA A ICV / El último de los objetivos, sin duda el más complejo, será revertir unos sondeos muy hostiles -el PSC sería en estos momentos la cuarta fuerza política municipal- para lograr que una mayoría de izquierdas se abra paso en el 2015. Y con ese horizonte, Collboni considera clave labrar acuerdos con Iniciativa en el ayuntamiento y con las entidades sociales y los sindicatos fuera del consistorio. Una red de apoyos que los socialistas necesitan volver a tejer con urgencia para recuperar a un electorado diseminado entre la abstención y otras fuerzas. Fugas que han ido despeñando al PSC desde el 45% de los votos que acaparó en 1999 hasta 22% en las últimas municipales, en el 2011.