El frente legislativo catalán

Los partidos dan el enésimo frenazo a la ley electoral

Los miembros de la ponencia de la ley electoral, el 14 de febrero del 2013.

Los miembros de la ponencia de la ley electoral, el 14 de febrero del 2013.

JOSE RICO
BARCELONA

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En el larguísimo y tortuoso camino por el que deambula desde hace tiempo la negociación de la ley electoral de Catalunya siempre puede aparecer un obstáculo nuevo que, por tangencial que sea, baste para decretar otro tiempo muerto. El 31 de julio expira el enésimo plazo que se fijaron los partidos para conseguir un acuerdo sobre una norma a la que el president Artur Mas ha dado carácter prioritario para que vea la luz en esta legislatura. Pero los negociadores se irán de vacaciones de vacío y deberán buscar otra fecha límite porque, según fuentes de la ponencia, el proceso lleva dos meses estancado y las posiciones siguen muy alejadas después de la propuesta que puso sobre la mesa el PSC en abril.

La última reunión de la ponencia se celebró el 5 de mayo y los partidos constataron en ella que el modelo de los socialistas, basado en la elección directa de 58 diputados y el resto a través del voto a una lista de partido a partir de siete demarcaciones, concitaba escaso entusiasmo, dado que CiU y ERC consideraron que el sistema propuesto apenas aumentaba la proporcionalidad y, además, laceraba la representatividad territorial.

Desde aquella reunión apenas ha habido contactos entre los grupos y, según fuentes de la ponencia, las negociaciones se encuentran paralizadas por dos factores completamente exógenos. El primero fueron los comicios europeos. Las campañas electorales suelen abrir un paréntesis en toda la actividad del Parlament a fin de evitar interferencias. Menos esperable resultaba el último de los escollos, que ha sido la crisis desatada en el PSC tras la dimisión del primer secretario, Pere Navarro.

EL INTERLOCUTOR / Y es que el negociador en nombre de los socialistas es, precisamente, el hombre que reemplazará a Navarro al frente del partido tras el congreso del 19 de julio, Miquel Iceta. En principio, el propósito del PSC es que su nuevo líder siga llevando las riendas de un proceso en el que tiene sobrada experiencia, razón por la cual no ha designado a un sustituto y prefiere esperar a que Iceta pueda reincorporarse a la negociación una vez superada la etapa interina en la que se encuentra el partido. «Sin un interlocutor del PSC no tiene sentido que nos reunamos», alegan fuentes de la ponencia, subrayando que el apoyo de los socialistas es clave para alumbrar una norma que requiere mayoría reforzada (90 diputados).

Así las cosas, los partidos asumen el nuevo frenazo y, pese a incumplir el plazo que se habían marcado, confían en seguir negociando tras las vacaciones parlamentarias. De hecho, Mas y Navarro acordaron, en una reunión en el Palau de la Generalitat a finales de marzo, desencallar las negociaciones. Un compromiso que se manifestó con la propuesta del PSC, que los propios socialistas concibieron como un «punto de partida» para dar impulso a la negociación. Desde entonces, y ante la falta de movimientos, Navarro elevó la presión a Mas para que se implique personalmente en el proceso. El president prometió que lo haría «cuando llegue el momento». Ahora el jefe del Govern e Iceta podrán tener hilo directo para allanar el acuerdo.

SIGUE EL ESCEPTICISMO / No obstante, ante tanta lentitud negociadora, los partidos mantienen su escepticismo sobre la posibilidad de que esta intentona sea la buena. En la última reunión, el PSC e Iniciativa solicitaron más tiempo para elaborar nuevas simulaciones en busca de un modelo electoral que mejore la proporcionalidad y blinde la representación territorial, el equilibrio que siempre ha sido la gran piedra en el zapato de los negociadores.

El doble voto a la alemana parece unir a la mayoría de fuerzas, pero el enfrentamiento llega a la hora de dibujar las circunscripciones. Y la elección directa de diputados enfrenta a CiU y PSC con ERC e ICV-EUiA.