LAS ELECCIONES DEL 24-M

Las fortalezas metropolitanas

RAFAEL TAPOUNET / BARCELONA

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Probablemente habrán tenido conocimiento estos días del conmovedor caso de Núria Sánchez Viñas, la candidata de Ciutadans (ocupa el lugar número 8 en la lista de Mataró) que decidió abandonar el partido de Albert Rivera después de leer con atención el programa electoralAlbert Rivera  y descubrir que es "totalmente contrario" a sus ideas. La nueva política tiene estas cosas. La gente se apunta a los llamados partidos emergentes de forma algo irreflexiva, acaso intoxicada por el efecto euforizante de las tertulias en 'prime time' y los grandes titulares, y después acaba saliendo avergonzada por la puerta de atrás y disculpándose con el portero: "Lo siento, pensaba que esto era otra cosa". Como el que entra por error en un club de ambiente liberal creyendo que lo que se hace ahí dentro es debatir sobre las doctrinas económicas de Adam Smith Friedrich von Hayek. O Luis Garicano, ya puestos.

El reverso de este fenómeno de deslumbramiento ante aquello que se presenta como nuevo es el miedo, a menudo igualmente irracional, al cambio; el apego a lo ya conocido. Que-me-quede-como-estoy. Y en la presente primavera electoral, esta última parece ser la tendencia que se impone en los municipios del área metropolitana de Barcelona, o al menos así lo indican los sondeos de opinión publicados hasta la fecha: en las principales ciudades --L'Hospitalet de LlobregatBadalonaSanta Coloma de GramenetSant Cugat del Vallès...--, los partidos que han gobernado en estos últimos cuatro años consolidan sus posiciones mientras que las fuerzas de la oposición se atomizan. Como si cayera sobre la casa consistorial una bomba de fragmentación de efectos devastadores y solo el despacho de la alcaldía tuviera refugio antiaéreo.

Es una revelación un tanto sorprendente, porque hace apenas unos meses unos y otros se afanaban en explicarnos que precisamente el área metropolitana iba a ser la tumba de la vieja política; el campo de batalla llamado a dejar testimonio bien de la entrada triunfal de Ciutadans en los antiguos feudos socialistas (esto lo decían, sobre todo, los de Ciutadans) o bien de la irresistible irrupción de la idea soberanista en un territorio demográficamente marcado por la inmigración (tal era la aspiración de Esquerra).

LEJOS DE LAS EXPECTATIVAS

Pues bien, dicen las encuestas que ni una cosa ni otra. En L'Hospitalet de Llobregat, municipio señalado por Ciutadans como clave en su estrategia de penetración en el cinturón (alerta, que viene un 'spoiler' del sondeo del GESOP que se publica en la página 4), el partido naranja lograría un resultado nada despreciable (entraría en el ayuntamiento como segunda fuerza con cuatro concejales), pero quedaría lejos de la socialista Núria Marín, que sufre un desgaste mínimo, y, sobre todo, lejos de sus propias expectativas, que en algún momento llegaron a ser de 'sorpasso'. La entrada de ERC, con dos ediles, apenas compensa, en el disminuido frente soberanista, el descenso sufrido por CiU. Y del 'podemismo' no hay ni rastro en la segunda ciudad de Catalunya. No al menos en estas elecciones municipales.

Un panorama parecido es el que se dibuja en Santa Coloma de Gramenet, donde la alcaldesa Núria Parlon tiene a tiro la mayoría absoluta frente a una oposición muy fragmentada encabezada por la plataforma Som Gramenet (en la que, aquí sí, confluyen la CUP Podem, junto a otras organizaciones) y de la que desaparecen CiU (el detalle de enviar a los votantes material propagandístico de la candidatura convergente de Santa Coloma de Farners no ha hecho mucho por su campaña) y Plataforma per Catalunya.

COMO LOS CHORROS DEL ORO

Badalona es, definitivamente, otra cosa. Con mantilla y barretina, sí, pero otra cosa. Una ciudad en la que, según el último sondeo preelectoral del GESOP, solo el 9,2% de la población se considera de derechas o de centro-derecha pero en la que ganaría holgadamente el candidato del PPC, Xavier Garcia Albiol; el Mister Proper del municipalismo catalán; el alcalde metropolitano que mayor énfasis pone en la necesidad de mantener limpia la vía pública (aunque cuando él habla, con esa media sonrisa, de limpiar las calles, uno piensa más en Harry Callahan que en la abnegada brigada municipal).

Tras cuatro años de controvertido mandato de Albiol, las únicas fuerzas que sufren desgaste son las de la oposición (PSC, CiU e ICV-EUiA), cuyo retroceso abre la puerta del consitorio a Guanyem y a ERC y, tal vez (están en el umbral), a Ciudadanos.

El éxito del duro discurso del alcalde badalonés contra la inmigración ha animado a otros candidatos populares a tomar también esa bandera y agitarla con un entusiasmo digno de mejor causa. Es el caso, por ejemplo, del marchador olímpico Jesús Ángel García Bragado, que aspira a "limpiar" Sant Adrià de Besòs de "inmigrantes ilegales" y "maleantes"Sant Adrià de Besòs , o de la candidata del PPC a la alcaldía de RubíMònica Querol, a la que ayer respaldó en un acto público el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y uno de cuyos lema de campaña es "Primero, los de casa". Curiosamente, Querol se jacta de haber incluido en su candidatura a "personas de origen peruano y ecuatoriano". Igual que Núria Sánchez Viñas, ellos tampoco deben de haber leído el programa.