JUICIO DE UN MAGISTRADO DE LA AUDIENCIA NACIONAL

Garzón alega que las escuchas combatían el blanqueo de dinero

Baltasar Garzón, ayer en la sala del Tribunal Supremo durante el juicio por las escuchas del 'caso Gürtel'.

Baltasar Garzón, ayer en la sala del Tribunal Supremo durante el juicio por las escuchas del 'caso Gürtel'.

MARGARITA BATALLAS
MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Baltasar Garzón superó ayer con nota el interrogatorio de las acusaciones que le imputan haber vulnerado el derecho de defensa de algunos de los imputados en elcaso Gürtelcon el fin de conocer la estrategia de sus abogados. El togado de la Audiencia negó hasta la extenuación la mayor y repitió que su intención, al autorizar la grabación de las conversaciones que estos letrados mantuvieron en la cárcel con los principales implicados en la trama corrupta, era lograr repatriar los millones de euros que el cabecilla de la red, Francisco Correa, había evadido durante sus «ilícitas actividades».

Garzón rompió los esquemas a sus acusadores al contestar a sus preguntas, ya que hasta ahora se había negado a responderles en las dos ocasiones en que fue interrogado durante la instrucción en el Tribunal Supremo. El togado de la Audiencia, acostumbrado a ser él el interrogador en una sala de audiencia, asumió su papel de interrogado; solo en una ocasión repreguntó a un letrado, pero inmediatamente volvió a interpretar su nuevo papel.

En un tono sosegado y en ocasiones didáctico, defendió su actuación y evitó personalizar sus respuestas, por lo que optó por hablar de sí mismo en tercera persona como «juez instructor», salvo en una ocasión en la que se le preguntó quién ordenó la intervención de las comunicaciones. «Fui yo», respondió. Y explicó que tuvo que buscar una fórmula para conciliar sus obligaciones de perseguir delitos y proteger el derecho de defensa. Por ello, ordenó que se eliminaran de las grabaciones las conversaciones que afectaban al derecho de defensa.

Garzón hizo apología de este derecho. «Para mí el derecho de defensa es tan sagrado como para usted», le espetó al acusador Ignacio Peláez. Y agregó: «Sencillamente, me interesaba muy poco su estrategia de defensa. Tomé las decisiones de acuerdo con las normas para evitar la comisión de acciones delictivas».

Además, aseguró que sería «un mal juez» si hubiera pretendido «investigar» a los abogados y señaló que no tenía ningún interés en espiar a los letrados porque era consciente de que iba a ceder el caso al Tribunal de Madrid y al de Valencia por la presencia en la causa de aforados. Subrayó también que su medida se prolongó durante 42 días -del 19 de febrero al 30 de marzo del 2009- y que durante este tiempo no practicó ninguna diligencia «influida» por estas escuchas.

La declaración del togado de la Audiencia permitió recordar algunos aspectos del caso Gürtel, «una organización criminal de estructura transnacional», según Garzón, que blanqueó millones de euros, como los 20 que tenían escondidos en Suiza. También apuntó que en la trama participaron algunos abogados, que jugaron «un papel nuclear» porque buscaban «perfeccionar» la acción delictiva de la red corrupta.

LOS MOTIVOS/ Garzón repitió hasta la saciedad que ordenó las escuchas a petición de la policía, que tenía indicios de que Correa continuaba dirigiendo la trama desde la cárcel. «El resto de actividades quedaron seccionadas» tras la detención del jefe de la red, su lugarteniente Pablo Crespo y el testaferro Antoine Sánchez, pero no así el blanqueo de capitales, explicó. «Hablamos de una organización criminal que estaba dispuesta a conseguir como fuera» que el dinero que habían evadido no fuera repatriado, apostilló.

También recordó que la detención de Correa se precipitó ante el riesgo de que se fugara de la justicia y adquiriera otra nacionalidad. Y destacó que su actuación fue apoyada por la fiscalía, que no recurrió las escuchas, y prorrogada por Antonio Pedreira, que asumió el caso en el Tribunal de Justicia de Madrid.

El juicio prosigue hoy con el interrogatorio de seis testigos: cuatro policías, un abogado y un funcionario judicial.