Acoso a un togado de la Audiencia Nacional

El fiscal apoya a Garzón y carga contra el Supremo

Garzón, ayer, antes de iniciarse la vista en el Tribunal Supremo.

Garzón, ayer, antes de iniciarse la vista en el Tribunal Supremo.

MARGARITA BATALLAS
MADRID

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El abogado defensor de Baltasar Garzón, Gonzalo Martínez-Fresneda, y el fiscal Luis Navajas cargaron ayer contra la instrucción del juez Luciano Varela, al que acusaron de haber actuado como «colaborador» de la organización ultraderechista Manos Limpias. Según ambos, Varela recibió las instrucciones precisas para que reescribiera su escrito de acusación y poder así sentar en el banquillo al togado de la Audiencia Nacional por su pretensión de investigar los crímenes del franquismo. «En mis 36 años de carrera no he visto una actuación tan insólita e insostenible», dijo el fiscal. Por su parte, Martínez-Fresneda aseguró que la actuación de Varela había tenido «efectos devastadores» para su cliente y recordó que, entre otras consecuencias, provocó su suspensión.

La sesión de ayer, a la que asistió un nutrido grupo de víctimas del franquismo, se centró en poner de manifiesto las irregularidades procesales presuntamente cometidas por Varela y los cinco jueces que avalaron su instrucción. Este caso se ha tramitado por el llamado procedimiento abreviado, que exige que el imputado sea acusado por la fiscalía o por una acusación particular o popular para poder sentarle en el banquillo. Sin este escrito, el juez no puede actuar y está obligado a archivar el caso. Por ello, Varela necesitaba que Manos Limpias presentara un escrito de acusación «viable», puesto que el fiscal había reclamado el archivo de la causa por considerar que Garzón no había cometido ningún delito.

LA PLAZA DE TOROS / Tanto Martínez- Fresneda como Navajas centraron sus alegaciones en desacreditar la validez del escrito de acusación de Manos Limpias, ya que si el tribunal lo anula, necesariamente deberá absolver a Garzón. El defensor explicó a los jueces que el escrito de esta organización era una copia textual de un auto dictado por Varela cuando este se negó a archivar este caso. Por ello, les ordenó que quitaran «párrafos y páginas» y les indicó que debían añadir que Garzón dictó una resolución injusta a sabiendas para que encajara en el delito de prevaricación.

A pesar de ello, según Martínez Fresneda, el escrito de acusación se limitó a apuntar que «Garzón lo había hecho todo mal» y que «esta posición está bien para decirlo en la prensa, pero no ante un tribunal de justicia». Por este motivo, el defensor aseguró que el instructor «tomó partido y perdió su imparcialidad».

Más expresivo fue el fiscal Navajas, que acusó a Varela de «castrar un escrito de acusación y de depurar lo que sobra para que los hechos aparezcan con mayor nitidez». Y puso un ejemplo clarificador. «Lo que hace el juez instructor es devolver el toro a los toriles porque el morlaco no está bien presentado y no puede torear en una plaza de primera». Con esta actuación, sostuvo el fiscal, el juez del Tribunal Supremo «generó indefensión» a Garzón. También afirmó que Varela, al «cambiar lo inoperante en operante, colaboró y coadyuvó a reconstruir lo que era irreconstruible».

Además, enfatizó que el instructor del alto tribunal «vulneró la legislación ordinaria», ya que debería haber archivado esta causa porque «la parte acusadora había sido incapaz de construir un escrito de acusación con sentido». Y recordó, al igual que Martínez-Fresneda, que Varela expulsó del proceso a Falange porque no obedeció sus instrucciones. El defensor del togado de la Audiencia recordó que el escrito de acusación de este partido negaba la existencia de los crímenes del franquismo y acusaba a Garzón de lesionar el honor de los líderes de la dictadura.

Por su parte, Navajas también atacó la actuación de los cinco jueces que fueron excluidos por la sala especial del artículo 61 para juzgar este caso, por falta de imparcialidad. «Apoyamos la recusación para evitar el bochornoso espectáculo de que un tribunal extranjero venga a corregir al Tribunal Supremo».

'DOCTRINA BOTÍN'/ Otra de las cuestiones expuestas fue la necesidad de aplicar a Garzón la llamadadoctrina Botín,que impide que un imputado sea condenado si solo es acusado por una acción popular, es decir, por un tercero que no está perjudicado por el delito. Frente a esta doctrina también se ha dictado la conocida comodoctrina Atutxa,que sí permite este supuesto cuando el delito cometido afecta a intereses generales.

Martínez-Fresneda aseguró que en este caso «no hay perjudicado porque no ha habido delito» y sostuvo que no se puede aplicar a su cliente la doctrina Atutxaporque no se ha causado ningún perjuicio. Una opinión compartida por Navajas, quien aprovechó la defensa de la doctrina Botínpara reivindicar el papel de la fiscalía. «Esta institución [en referencia al fiscal] es suficientemente prestigiosa que nos basta y nos sobra para defender la legalidad», señaló. Y añadió: «Que no se nos suban corredores al pelotón, que no nos hacen falta».

Por su parte, Manos Limpias reiteró que había actuado «para averiguar si el juez Garzón había cumplido o no la legalidad».

Tras estos alegatos, el tribunal dio por concluida la sesión y la convocó de nuevo para el próximo martes. No obstante, fuentes jurídicas apuntan que antes de este día los jueces comunicarán si aceptan el archivo de la causa. En el caso contrario, el juicio se reanudará con el interrogatorio de Garzón y la declaración de 22 testigos. Falta por saber si el tribunal aceptará que acudan expertos en derecho internacional como reclamó el defensor del togado de la Audiencia Nacional.