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Noticias de 'Seinfeld'

JORDI PUNTÍ

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Jerry, Elaine, George Costanza, Kramer... A veces pienso que podría hablarles cada semana de la gran serie 'Seinfeld'. Algún lector quizá pensaría que me dedico al proselitismo laico, pero lo cierto es que de una forma u otra, aunque tocáramos temas distintos, 'Seinfeld' siempre podría salir en la conversación. Hace 18 años que dejó de emitirse, pero esos 180 episodios en total se han convertido en una referencia que no envejece, sino que siguen ganando adeptos, como mínimo en los Estados Unidos, donde se siguen programando cada día, como en un 'loop'. Esto es así porque Larry David y Jerry Seinfeld -los creadores de la serie- consiguieron contar una historia que, en verdad de verdad, no hablaba de nada. Vamos, que hablaba de la vida cotidiana en Nueva York.

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Esta fascinación es el punto de partida de un libro que se acaba de publicar en Estados Unidos, 'Seinfeldia', en el que la autora, Jennifer Keishin Armstrong, escribe con mucha gracia sobre el origen y las esencias de la serie. Sobra decir que es ideal para sus adeptos. Como ocurre con los fans de Tintín o con los 'trekkies', los seguidores de Seinfeld comparten un imaginario común, solo que en este caso resulta mucho más real y cercano. Todos los malentendidos, tics, manías y conflictos sentimentales que nos definen están presentes, tocados de un humor absurdo y a su vez verosímil. 

Además resulta que los guionistas se inspiraban a menudo en lo que les ocurría a ellos mismos y lo disfrazaban vagamente. En 'Seinfeldia', por ejemplo, se cuenta el origen de un episodio inolvidable titulado 'La chaqueta', en el que el padre de Elaine -un escritor de éxito, alcohólico y malhumorado- estaba inspirado en la figura de Richard Yates, novelista y por aquel entonces suegro del propio Larry David. Siguiendo el hilo del libro, si tuviera que escoger un aspecto que definía a la serie, diría que es la facilidad para reírse de las convenciones que tenemos que soportar habitualmente, y que nos ayudan a relacionarnos con los demás, ya sea en pareja, con los amigos o simplemente tomando un café en el bar de la esquina, esperando turno en el mercado o luchando contra la halitosis de tu jefe.

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