La pintura sin pintura de Jordi Alcaraz

Vaya por delante que esta es una exposición que hay que ver sí o sí, pese a que no es fácil: entraña la dificultad de disfrutar de una muestra de pintura donde la pintura brilla por su ausencia, si acaso algunas manchas o goterones de tinta negra. No más. El resto es material humilde y de desecho: cartones estropeados a puñetazos o a pedradas, alambres retorcidos, espejos rotos y metacrilato, mucho metacrilato, deformado y/o perforado por el fuego. Marcos, siempre viejos. Y libros, siempre en blanco y siempre del siglo XVIII.

Así es el trabajo de Jordi Alcaraz (Calella, 1963), un artista que no aspira a matar la pintura sino a transformarla para ponerla al día. A darle vigencia. Y así la presenta en Esborradís, la exposición de <strong>Can Framis</strong> que acoge, tras cuatro años de ausencia de Alcaraz en Barcelona, los últimos trabajos de este artista de la materia y del objeto que lo mismo invita a la reflexión que al goce estético. Hasta el 11 de junio.

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'SIN TÍTULO'

La más pequeña de las obras expuestas, 25x19 cm de papel con multitud de ojos de cristal mirando.

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'AUTOBIOGRAFÍA'

Capas y capas de material que convierten la pintura en escultura, en ‘collage’... En todo. En una vida.

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'HISTORIAS DE UNA PINTURA'

Un espejo que encierra todas las pinturas figurativas posibles al tiempo que no devuelve una imagen nítida. Todo y nada.

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'DIBUJO'

A menudo Alcaraz empieza sus obras por el marco, luego las dibuja. Un trazo realizado a partir de alambres y de metacrilato perforado, deformado.

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'EJERCICIO DE DESAPARICIÓN'

Al fondo, cartón reciclado; al frente, metacrilato moldeado, y en medio, una mancha negra que se expande, como en muchas de las obras del artista.

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'SIN TÍTULO'

Uno de los libros centenarios y encapsulados en los que las letras 

parecen desaparecer creando 

un enorme charco de tinta.

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'AUTORRETRATO'

Un marco, un rostro recortado en el metacrilato y un fondo de cartón: el autorretrato en el que todo el mundo puede reconocerse. Y nadie se ve.