Caminos que llevan a la ELO

CRÓNICA The Orchestra evocó a la banda en la Porta Ferrada

El violinsta Mik Kaminskim, único miembro original de la ELO, y Parthenon Huxley, el domingo.

El violinsta Mik Kaminskim, único miembro original de la ELO, y Parthenon Huxley, el domingo.

JORDI BIANCIOTTO / SANT FELIU DE GUÍXOLS

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Mientras Jeff Lynne se piensa si reflotar o no de forma estable la Electric Light Orchestra, tras la fugaz reaparición de hace un año en Hyde Park, Londres, uno de los exmiembros del grupo, el violinista Mik Kaminski, sigue aprovechando el vacío para sacar partido a ese repertorio pop de herencia beatleiana, que marcó época a caballo de los 70 y 80. Conciertos como el del domingo en la Porta Ferrada, que, a través de su intachable formalidad, no dejan de rendir homenaje al gran ausente, el señor Lynne, compositor de todas las canciones.

The Orchestra es la evolución de una anterior reunión de refugiados de la ELO, la Electric Light Orchestra Part II, también sin Lynne. Ahora ya solo queda Kaminski, puesto que el teclista Louis Clark ha sido baja recientemente y en Sant Feliu ocupó la plaza su hijo de idéntico nombre. Reproducen el sonido del grupo en una notable resolución, si bien se echa en falta el sello vocal de Lynne, función que se reparten el guitarrista Parthenon Huxley, el teclista Eric Troyer y el bajista Glen Burtnik. Cuando las tres voces se juntan construyen esas luminosas armonías propias de la ELO: lo apreciamos pronto en piezas como Sweet talkin' woman, Evil woman Hold on tight. Reflejos de sofisticado, sinfonizante, rock'n'roll y estribillos melódicamente puros. Los discos de los que más se alimentaron fueron A new world record (1976), Out of the blue (1977) y Discovery (1979).

Contra la lluvia

A partir de la séptima pieza, Confusion, una tenue lluvia inició su crescendo y cuando el grupo interpretó Livin' thing Xanadu (que en su día cantó Olivia Newton-John) el público estaba empapado y Albert Mallol, director del festival, anunció una pausa. Fueron solo 15 minutos y el grupo volvió para completar el setlist ante fans remojados pero entusiastas. Recuerdos de sus diálogos con el prog-rock (Mr. Blue Sky, Do ya) y hits como Turn to stone, Last train to London y Don't bring me down interpretados por eficientes artesanos que, sin Lynne, dieron una sensación de inevitable desamparo.

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