Pies de fuego en Sant Feliu

CRÓNICA Sara Baras caldea el Festival de la Porta Ferrada con su montaje 'Voces'

Sara Baras presentó 'Voces' en la Porta Ferrada

Sara Baras presentó 'Voces' en la Porta Ferrada / XAVIER CASALS

CÉSAR LÓPEZ ROSELL / SAN FELIU DE GUÍXOLS

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La tormenta se detuvo y Sara Baras pudo comparecer con su montaje Voces a la cita del Festival de la Porta Ferrada. El agua caída el viernes había dejado un ambiente frío que la artista se encargó de calentar con sus pies de fuego. Tacones lejanos que remiten a la memoria de los grandes del flamenco ya desaparecidos pero que dejaron una huella de la que ella se siente heredera.

Paco de Lucía, Camarón, Antonio Gades, Carmen Amaya, Enrique Morente y Moraíto estaban allí, en el fondo de la escena, con sus retratos en blanco y negro y unas grabadas reflexiones sobre su vida alrededor de este arte. Pero sobre todo estaba la pasión que impulsa el frenético zapateado de esta gaditana y el irresistible vuelo de sus faldas y de sus chales.

El Espai Port vibró de principio a fin con un espectáculo concebido como homenaje y celebración, pero también para cautivar a un público de amplio espectro con un gran despliegue para expresar la alegría del baile y el quejío del cante, con cuidadas coreografías y electrizantes solos. Los sensuales dúos de la diva con su marido y gran bailaor, José Serrano, quien protagonizó también ovacionadas apariciones en solitario, fueron un argumento más para llenar una noche de sensibilidades a flor de piel.

Regreso a las raíces

El engarce del show no tiene grandes pretensiones escenográficas. Vive y bebe de la exposición de los más reconocidos palos del flamenco expuestos con desnudez pero con el personal duende de la estrella. Es un regreso a las raíces. Aquí no aparece la artista que es capaz de poner a bailar a la Constitución, como hizo con La Pepa, ni la que recreó a Juana la Loca o Mariana Pineda. Aquí manda el baile en estado puro.

Bulerías, seguiriyas, farrucas, tientos o soleás se suceden en los 11 números de esta producción, en algún momento repetitiva en lo estético aunque con la agradecida presencia casi constante de Baras. Un grupo de músicos dirigidos por el guitarrista Keko Baldomero, tres excelentes cantaores y un invitado de lujo, Tim Ries, saxofonista de los Rolling Stones, con el que la artista dialogó en un imponente solo, ayudaron a vivir una espectacular noche flamenca, salpicada con gritos de «guapa» y bravos a la protagonista.

Uno de los momentos de mayor belleza plástica fue el dedicado a la recreación de Carmen a cargo del ballet de la compañía. Los plafones con los retratos se giraron y aparecieron unos espejos en los que Baras se reflejó bailando una farruca. Y es que ella es en este espectáculo más estrella de que nunca. Incluso fue capaz de interrumpirlo para agradecer al público su fidelidad en una noche tan poco propicia. La baronesa Thyssen desde el palco aplaudió este y otros momentos, entre ellos el del explosivo tablao final.