Los galardones de la Academia de Cine

Política y cine en los Goya

OLGA PEREDA
MADRID

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Hablemos de cine. Hablemos de los Goya. Entonces, perdón, hablemos de política. Esta noche se entregan en Madrid los galardones más importantes del cine español. Sin embargo, el morbo no residirá tanto en qué película vencerá sino en la perturbación que provocará el choque de dos titanes. A un lado, cineastas y actores, uno de los colectivos más reivindicativos y críticos con la España de los recortes y el IVA del 21%. Al otro, el Gobierno del PP. Pero no en la primera división del Ejecutivo sino la segunda porque el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, llamó el jueves a la Academia de Cine para anunciar que, por problemas de agenda, no podrá estar presente en la gala. ¿No eran los Goya un acto estrictamente cultural? No.

El maestro de ceremonias, Manel Fuentes, avisa que se lanzarán «pullitas» para todos. Calma, que también anuncia «sonrisas» para todos. Es de suponer que también para el ausente Wert. Lejos quedan los tiempos en los que el ministro se definía a sí mismo como «un toro bravo que se crece con el castigo». En enero acudió a los premios Forqué y se llevó una contundente pitada cuando estaba a punto de acabar su discurso. A los Gaudí, ni siquiera fue. A los Goya tenía previsto acudir. «Yo afronto todo con el mejor ánimo. Especialmente -aseguró entonces- las celebraciones, sean o no de cine».  A tres días del evento, pasó la pelota al secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, hombre del Gobierno, sí, pero de bajo perfil en todas las negociaciones sobre el IVA y el nuevo modelo de financiación cinematográfica que, según los más optimistas, ayudará a salir del dique seco a una industria muy golpeada por la crisis económica y la piratería.

AVISO SOBRE LOS DISCURSOS  / Previendo discursos excesivamente largos (no solo de política, recordemos cómo Karra Elejalde se pasó 3 minutos y 37 segundos agradeciendo hasta al gato de su hija su cabezón por También la lluvia) la Academia ya ha advertido a los nominados que sean breves cuando salgan al estrado. Un minuto como mucho. El director de la institución, Emilio Pina, ha asegurado esta semana que a pesar de estar de acuerdo en un 99,9% en las habituales reivindicaciones políticas y sociales que suelen realizar los galardonados, a él le gustaría que en los Goya se hablara solo de cine. No es el único que opina así.

Puede que, finalmente, los asistentes solo hablen de cine. Pero aún así saldría el Gobierno a relucir. Hablar de cine es hablar de cómo se hacen las películas, con qué dinero, con qué ayudas públicas... 15 años y un día iba a ser un filme mucho más grande, pero después de varios años en un cajón, Gracia Querejeta se dijo: o lo hago pequeño o no lo hago. Manuel Martín Cuenca, que hipotecó su casa para La mitad de Oscar (2010), ha podido rodar Caníbal tras conseguir financiación en Rumanía, Francia y Rusia. Fernando Franco dirigió La herida sin saber muy bien si la lograría estrenar, cosa que quizá no hubiera podido hacer si no hubiera sido por la ayuda del Gobierno. Pero del Gobierno vasco. Rodar y estrenar tampoco ha sido un camino de rosas para los otros dos títulos que aspiran al Goya al mejor filme:  Vivir es fácil con los ojos cerrados, de David Trueba, y La gran familia española, de Daniel Sánchez Arévalo y la que parte como favorita con 11 nominaciones.

Sin embargo, es La herida la que tiene muchas papeletas para dar la campanada, como la dio en el 2008 La soledad, con la que Jaime Rosales le arrebató a Bayona y su El orfanato el Goya a la mejor película y director. Rosales es, por cierto, uno de los padrinos cinéfilos del realizador de La herida, que también luchará por el Goya a la mejor dirección novel.

Lo tiene complicado porque se enfrentará con Neus Ballús, que arrasó en los Gaudí con La plaga; con Jorge Dorado, que a falta de oportunidades en España rodó Mindscape en EEUU; y con Rodrigo Sorogoyen, cuya película, Stockholm,venció en los premios Feroz de la prensa especializada.

Tres premios Goya que están prácticamente asegurados son los de Marian Álvarez (La herida), Carlos Bardem (Alacrán enamorado) y Terele Pávez (Las brujas de Zugarramurdi). Para los tres actores sería su primer cabezón.