UNA FIGURA DE LA ESCENA DE LOS 70 Y 80

Muere a los 77 años la dramaturga Ana Diosdado

La expresidenta de la SGAE falleció de súbito en una sesión de la entidad

Ana Diosdado, al recibir un premio Max en el 2013.

Ana Diosdado, al recibir un premio Max en el 2013.

BEATRIZ MARTÍNEZ / MADRID

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La actriz y dramaturga Ana Diosdado falleció ayer por la mañana mientras se encontraba en una de las juntas directivas de la Sociedad General de Autores, entidad de la que formaba parte y de la que había sido presidenta desde 2001 a 2007. Fue una muerte súbita y repentina, una parada cardiorrespiratoria probablemente relacionada con la leucemia que padecía desde hacía unos años.

Hija de los actores Enrique Diosdado e Isabel Gisbert -primera esposa del intérprete, que luego se casó con la también actriz Amelia de la Torre- y nacida durante el exilio de sus progenitores tras el estallido de la Guerra Civil a Argentina, la joven Ana Diosdado se crió en un ambiente de máxima ebullición intelectual, que contribuyó a su temprano interés por diferentes disciplinas artísticas, contando con el amadrinamiento de la icónica Margarita Xirgú, con la que debutó en las tablas con solo cinco años.

Símbolo feminista

Cuando regresó a España durante la Transición, de alguna manera se convirtió en uno de los símbolos feministas de la época, en una de esas mujeres que lucharon a golpe de preparación e inteligencia por implantar su valía en un mundo eminentemente masculino.

Con tan solo 24 años, en 1965, fue finalista del Premio Planeta con la novela En cualquier lugar, no importa cuando, y cinco años más tarde comenzaría una fructífera trayectoria dramatúrgica que la llevaría a convertirse en una de las autoras más relevantes e influyentes de los años setenta y ochenta. Olvida los tambores fue su debut en este terreno y en ella asentó parte de su estilo y sus temas recurrentes, entre los que se encontraba el choque entre ideologías. Le seguirían obras como El okapi (1972), Usted también podrá disfrutar de ella (1973) o Los ochenta son nuestros (1988), todas ellas profundamente generacionales y reflejo de su tiempo.

Boda con Larrañaga

También se encargó de adaptar textos clásicos de autores como Ibsen, Ustinov, Wilde o Tennessee Williams. Precisamente durante los ensayos de la obra La gata sobre el tejado de zinc conoció al actor Carlos Larrañaga con el que se casaría en 1979 y con el que mantuvo una relación a lo largo de 20 años.

Los ochenta dieron paso a su etapa televisiva en la que cosechó una mayor repercusión a nivel popular gracias a grandes hitos de audiencia como fueron Anillos de oro (junto a un por entonces desconocido Imanol Arias), que quiso convertirse en una especie de reflejo de los cambios sociales que tenían lugar en nuestro país a través de temas como el aborto, el divorcio o la homosexualidad y, más tarde, Segunda enseñanza, ambas dirigidas por Pedro Masó y cantera de nuevos rostros del cine español como Aitana Sánchez Gijón, Javier Bardem, Jorge Sanz o la propia hija de su marido, Amparo Larrañaga, que hoy recordaba a Ana Diosdado con mucho cariño: «Es la mujer más inteligente que he conocido a todos los niveles. Supo hacer lo que nadie y revolucionó el teatro y la televisión». Otro de sus grandes compañeros de tablas, el actor Emilio Gutiérrez Caba, destacaba su carácter firme, su fortaleza y su gran aportación al teatro como una de las escasas voces femeninas dentro del género.

La capilla ardiente de Ana Diosdado, que tenía 77 años, será instalada en la misma sede de la SGAE donde falleció de manera inesperada.