El Lliure reflexiona sobre la realidad de la mano de De Filippo

En 'A teatro con Eduardo', Lluís Pasqual aúna 'Home i senyor' y 'La gran il·lusió' del dramaturgo italiano

Jordi Bosch, Laura Aubert y Francesca Piñón, en una de las escenas de 'A teatro con Eduardo'.

Jordi Bosch, Laura Aubert y Francesca Piñón, en una de las escenas de 'A teatro con Eduardo'. / periodico

SONIA ÁVILA / BARCELONA

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Para el dramaturgo y director italiano Eduardo de Filippo (1900-1984) la frontera entre la vida y el teatro no existía. La búsqueda de sentido de la primera era en sí misma una historia para escenificar. Tal vez por ello en la mayoría de sus obras se transita entre la ilusión y la realidad. Así sucede, al menos, en 'Home i senyor' y 'La gran il·lusió', dos piezas que se podrán ver del 30 de marzo al 1 de mayo en el Teatre Lliure, bajo la dirección de Lluís Pasqual.

Las dos historias, pese a no tener un vínculo directo, plantean lo mismo: un entorno de mentiras versus una realidad caótica. Así que Pasqual las une en un solo montaje bajo el título 'A teatro con Eduardo'. El espectáculo presenta el primer acto de 'Home i senyor' como preámbulo de 'La gran il·lusió', que se interpreta completa. En suma, sobre el escenario transcurre una reflexión sobre el arte teatral y la crisis de la vida, ambas entendidas como un juego de la ilusión.

La propuesta escénica de Pasqual cuenta con música en directo y la participación de una docena de actores que asumen más de un personaje. Por ejemplo, Jordi Bosch encarna a Gennaro De Siria y Otto Marvuglia; y Marc Rodríguez actúa como Attilio, II Brigadiere y Oreste Intrugli. Ramon Madaula, Francesca Piñón, Mercè Sampietro, Laura Aubert, Robert González, Oriol Guinart, Teresa Lozano y Albert Ribalta completan un impresionante reparto.

DE UN HOTEL A UN SARCÓFAGO

DE UN HOTEL A UN SARCÓFAGOLa primera historia ocurre en los años 50 y versa sobre una compañía teatral que, tras un estrepitoso estreno, repasa la obra en un hotel. De manera que el ensayo convierte un entorno cotidiano en un escenario, y a los clientes en espectadores. Pasqual afirma que es una suerte de metalenguaje sobre el teatro y la experimentación del arte escénico. 

La siguiente pieza está ambientada en la década de los 30 y narra la historia de la crisis matrimonial de Otto Marvuglia, el mago experimental protagonista de 'La gran il·lusió'. En un intento por demostrar sus capacidades como ilusionista introduce a su esposa en un sarcófago egipcio e intenta convencerla de que eso es la realidad.

La obra circula en tres niveles paralelos: la realidad tangible, la realidad ficticia y la metatreatral. Para Pasqual el relato con tonos cómicos es una representación de la vida cotidiana. El hombre vive entre sus sueños y anhelos, y el caos del presente. "Al final los espectadores se preguntarán qué es mejor afrontar la realidad o construir y vivir en una ilusión", señala el director.

UN TEATRO PARA REFLEXIONAR

UN TEATRO PARA REFLEXIONAREn la adaptación de Pasqual se mantiene la comedia que imprimió Filippo en sus obras. Sin embargo, el director opina que hay también un grado de drama en la reflexión sobre el caos del presente: cuánto de real hay en la crisis de la sociedad o si es mejor vivir en la ilusión de lo irreal son algunas de las preguntas sobre la mesa.

En este juego entre ilusión y realidad, De Filippo creó un lenguaje que analiza el teatro como disciplina para entender la vida. Pasqual afirma que es un estilo napolitano que él intenta trasladar al teatro catalán. "Es una fiesta del teatro, un homenaje al teatro, pero tiene una pequeña dificultad que es su naturalismo barroco, y es la dificultad de explicar la historia".