CRÍTICA

'High-rise': Vida en el rascacielos

QUIM CASAS

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La obra del escritor inglés J. G. Ballard ha aceptado hasta el momento visiones bien distintas en el cine, de David Cronenberg ('Crash') a Steven Spielberg ('El imperio del sol') y Jonathan Weiss ('La exhibición de atrocidades'). La novela 'Rascacielos', de 1975, ya estaba en sintonía con el primer filme de Cronenberg, 'Vinieron de dentro de...', pero ahora Ben Wheatley la adapta fielmente demostrando que las alucinantes y salvajes distopías del autor de 'Súper-Cannes' dan mucho juego cinematográfico. 

Un rascacielos convertido en ecosistema de la ambición, la corrupción y el caos humano. Un edificio que representa, como el tren de 'Snowpiercer', la división por clases sociales y económicas y que se convierte en escaparate del delirio, la violencia y la pérdida de toda razón. Un libro difícil de adaptar traducido aquí en una película concisa a pesar de su coherente dispersión.