Elecciones en Venezuela

El segundo disparo de Capriles

El candidato opositor Henrique Capriles, en el acto de final de campaña en Barquisimeto.

El candidato opositor Henrique Capriles, en el acto de final de campaña en Barquisimeto.

ÁNGEL BERMÚDEZ
CARACAS

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Días antes de las votaciones presidenciales del 7 de octubre en Venezuela, uno de los principales bancos de inversión del mundo distribuyó entre sus clientes un análisis en el cual señalaba que Hugo Chávez lograría ser reelegido pero que el aspirante opositor, Henrique Capriles Radonski, podría tener una segunda oportunidad en el 2013, dada la alta probabilidad de que el entonces mandatario falleciera en meses.

El vaticinio no gustó ni a oficialistas (por predecir la muerte de Chávez) ni a opositores (por anticipar la derrota de su candidato), pero se cumplió cabalmente. Hoy, seis meses después, Capriles se encuentra frente a su segunda oportunidad al competir con el candidato oficialista, Nicolás Maduro, por lograr el apoyo de los 18,9 millones de venezolanos llamados a elegir al nuevo presidente.

Las encuestas dibujan un panorama reñido. El 10 de marzo, cuando Henrique Capriles asumió la candidatura presidencial su triunfo parecía imposible. Hoy es una probabilidad plausible.

«Capriles tiene una importante opción de ganar esta elección. La vez anterior, cuando se hicieron encuestas y simulaciones, él perdía siempre con Chávez pero derrotaba a todos los otros dirigentes del oficialismo. Además, se enfrenta ahora a un personaje que es como un helado de yuca, aburridísimo, sin ninguna característica particular que lo haga atractivo electoralmente», destaca Teodoro Petkoff, analista y director del diarioTal Cual.

CAPACIDAD DE ENTUSIASMO/ El politólogo Ángel Álvarez coincide en que el opositor tiene a su favor su capacidad para entusiasmar. «El contraste más grande entre ambos es la enorme emoción que está despertando Capriles, que estimula la participación de quienes le apoyan. Esta campaña ha sido más breve pero mucho mejor en términos de identificación de blancos de ataque. La anterior fue demasiado suave. Un candidato de oposición siempre tiene que atacar y esta vez quien lidera los ataques y la emoción es Capriles», explica.

Paradójicamente, la circunstancia dramática que le ofrece al opositor la posibilidad de volver a medirse es la misma que dificulta su triunfo, pues la campaña de Maduro se montó sobre la ola emocional levantada por el fallecimiento del mandatario. «El activo principal de Maduro es Chávez. Él prácticamente invitó a la gente a votar por Chávez en lugar de votar por él. No sé si eso le funcionará porque pone en manos de la oposición algo muy obvio: Maduro no es Chávez. La gente comprueba esto cuando le escucha hablar porque carece de los recursos retóricos, emocionales y carismáticos del exmandatario», señala Álvarez.

No obstante, reconoce que Maduro tiene una gran ventaja gracias a su capacidad de movilización. «El oficialismo cuenta con todos los recursos del Estado a su favor, incluyendo los de la empresa estatal Petróleos de Venezuela y las Fuerzas Armadas, y los ha usado abiertamente, así como los medios de comunicación. Esta fue una campaña de Estado, como se decía en México en la época de la hegemonía del PRI. No hay una competencia entre dos partidos, sino entre el Estado y un partido político».

Para Petkoff, este ventajismo ha distinguido al chavismo. «El oficialismo ha asumido que el poder es para usarlo, aunque sea de manera ilegítima. Jamás ha dejado de abusar en las campañas electorales, ni Chávez, que no tenía necesidad de eso y lo hacía», destaca.