PERFIL

Robert Mugabe, la antítesis de Mandela

El dictador más longevo de África, que preside uno de los regímenes más corruptos del mundo, asegura haber ganado un nuevo mandato en las urnas

Robert Mugabe.

Robert Mugabe.

MONTSERRAT RADIGALES
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En un país en el que, según los datos de la ONU, la esperanza de vida es de 54 años para los hombres y de 53 para las mujeres, el presidente deZimbabue,Robert Mugabe, de 89 años de edad, se prepara para seguir ejerciendo el poder durante otros cinco. «Voy a cumplir mis cinco años de mandato. No voy a engañar a mi pueblo si vota por mí», afirmó el miércoles, en el momento de emitir su voto en el suburbio de Highfield, en el sur de Harare.

Para el incombustible Mugabe, que durante más de tres décadas (desde 1980) ha gobernado el país con puño de hierro, el condicional de «si mi pueblo vota por mí» debía ser un puro formalismo porque nunca tuvo ninguna duda acerca de su intención de perpetuarse en elpoder. Como era previsible, a cinco días del anuncio oficial de los resultados electorales, el partido que dirige, Zanu-PF, afirmó ayer que había «arrasado» y que había «enterrado» a su rival, el Movimiento por el Cambio Democrático del primer ministro, Morgan Tsvangirai. Como también era previsible, Tsvangirai -que en las elecciones de 2008 tuvo que refugiarse en la embajada de Holanda- replicó que también ahora «todo ha sido una farsa enorme» y se ha producido «unfraudemonumental».

Con o sin fraude, lo cierto es que Mugabe es, como lo describió en una ocasión el arzobispo sudafricano y premio Nobel de la Paz, Desmond Tutu, «el arquetipo dedictador africano», al frente de uno de los régimenes máscorruptosdeÁfricay del mundo.

El que después se convertiría en el mandatario más longevo del continente, era en los años 70 un héroe revolucionario que combatía en la guerra de guerrillas contra el régimen de la minoría blanca del país, entonces denominado Rodhesia. Como si el tiempo no hubiera transcurrido, Mugabe mantiene su retórica anticapitalista y anticolonialista y tilda de «traidor» a cualquiera que ose criticarle.

Mugabe es la antítesis del legendario y ahora moribundo dirigente sudafricano Nelson Mandela. Ambos lucharon por los derechos de la mayoría negra oprimida en sus respectivos países, pero una vez llegaron al poder sus trayectorias no pueden ser más distintas. Si Mandela buscó desde el principio la reconciliación con la minoría blanca, Mugabe optó por la confrontación y la venganza. Confiscó granjas y tierras de propietarios blancos en nombre de los derechos de los negros menos favorecidos de las zonas rurales, pero lo cierto es que la mayoría de esas tierras fueron a parar a sus acólitos.

Lo que todos reconocen a Mugabe, maestro de formación, es la expansión de la educación, que ha reducido drásticamente el analfabetismo en Zimbabue.