El republicano Rand Paul lanza su asalto libertario a la Casa Blanca

Rand Paul y su esposa, ayer, durante el acto de presentación de su candidatura a las primarias del Partido Republicano.

Rand Paul y su esposa, ayer, durante el acto de presentación de su candidatura a las primarias del Partido Republicano.

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Llamado a ser uno de los agitadores de la larga campaña electoral que empieza a tomar cuerpo en Estados Unidos, el senador republicano por Kentucky, Rand Paul, lanzó ayer su candidatura a la Casa Blanca prometiendo hacer frente a la maquinaria del poder de Washington y a los intereses económicos que tercian en la vida política del país. Alejado de la ortodoxia conservadora, Paul es parte del movimiento libertario, una corriente de tendencia ultraliberal que recela del intervencionismo militar en política exterior y aspira a reducir las competencias y el tamaño del Gobierno central. «Hoy empieza el viaje para recuperar América», afirmó después de encomendarse a la «ayuda de Dios y de los amantes de la libertad».

Paul, de 52 años, es el segundo republicano en oficializar su candidatura para competir en las primarias, después del  senador por Tejas Ted Cruz. Antes de que acabe el mes se espera que lo hagan también el exgobernador de Florida Jeb Bush, que parte como favorito en las encuestas y arrastra la vitola de ser el hombre del establishment; el senador por Florida de origen cubano Marco Rubio, y el gobernador de Wisconsin, Scott Walker, quien ha logrado hacerse un nombre en muy poco tiempo gracias a su éxito en doblegar a los sindicatos. Pero la previsión es que la lista de futuribles vaya engordando, lo que podría convertir la pugna republicana en la más competida desde que Ronald Reagan se abriera paso hacia la Casa Blanca en los 80.

EL PATRIARCA / Oftalmólogo de formación, una profesión que sigue ejerciendo ocasionalmente con pacientes de bajos recursos a los que no les cobra, Paul es hijo del adalid libertario Ron Paul, quien compitió infructuosamente por la presidencia en tres ocasiones, la última en el 2012. Como su padre, es combativo, heterodoxo e independiente, pero ha ido adoptando un perfil más moderado que el de su progenitor desde que llegó al Senado hace cinco años, impulsado por la ola populista del Tea Party, un movimiento al que ha cortejado. No cree por ejemplo que haya que desmantelar la Reserva Federal (banco central), aunque sí es partidario de auditarla, y apoya los bombardeos contra el Estado Islámico, a diferencia de su padre. En el tono, sin embargo, no son muy diferentes. «Hay que detener a la maquinaria de Washington que devora nuestras libertades e invade cada recoveco y rincón de nuestras vidas», clamó ayer al presentar su candidatura en Luoisville (Kentucky).

Y no se corta al criticar a su propio partido. «Bajo el control de ambos partidos, los pobres son cada día más pobres y los ricos, más ricos». Sus posiciones pueden resultar atractivas tanto para el votante de derechas como el de izquierdas y, a diferencia de otros republicanos, se está trabajando al votante negro y a los jóvenes, dos caladeros tradicionalmente demócratas.

Paul es muy crítico con el entramado orwelliano de vigilancia puesto en marcha por las agencias de espionaje y ha denunciado la política de asesinatos selectivos con drones del presidente Barack Obama, especialmente cuando se utilizan para matar a estadounidense en el extranjero. También aboga por reformar las sentencias para los delitos no violentos y por drogas, que han convertido a EEUU en el país, proporcionalmente, con más presos del mundo. Y aunque no llega a ser aislacionista en política exterior, es un firme detractor de la implantación a cañonazos de la democracia en el mundo. «Los conservadores deberían distanciarse de la noción de que un Gobierno inepto en casa puede tener éxito en levantar naciones en el extranjero», dijo ayer.

Aunque algunas de estas posiciones podrían ser más propias de la izquierda, Paul entronca con el conservador de manual en el terreno económico y social. Por un lado, rechaza el aborto y el matrimonio homosexual, y por otro, quiere bajar los impuestos, equilibrar el presupuesto, eliminar ministerios como el de Educación y recortar las partidas de las agencias oficiales. La gran pregunta consiste en saber si su ideología libertaria será capaz de  aglutinar a las bases del partido. Respecto de su padre tiene una ventaja: más que como un provocador se le ve como un agitador respetable y capaz de poner en entredicho los convencionalismos conservadores.