FIN DE LAS NEGOCIACIONES ATÓMICAS

Obama hace un guiño a la Historia tras el acuerdo nuclear con Irán

El presidente de EEUU deberá ahora afrontar la oposición de los republicanos e Israel al trato

El presidente Obama tras llegar, el pasado jueves, al aeropuerto de Louisville (Kentucky).

El presidente Obama tras llegar, el pasado jueves, al aeropuerto de Louisville (Kentucky).

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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La balanza del legado en política internacional que se prepara dejar Barack Obama andaba desequilibrada, y no a favor de un presidente que ha tenido que volver a Irak, no ha podido salir de Afganistán, vive la mayor tensión en décadas con Rusia y ha tenido que tirar la toalla en el proceso palestino-israelí.

Esa balanza sigue sin estar inclinada de su parte pero el acuerdo marco alcanzado el jueves con Irán para poner fin al programa nuclear de Teherán es un triunfo de su apuesta personal por la diplomacia y una oportunidad de enmendar la relación de Estados Unidos con un país con el que lleva enfrentado más de 36 años y dejar huella en Oriente Próximo.

El jueves, Obama se dirigió durante 18 minutos a la nación para explicar ese «acuerdo de entendimiento» sellado tras 18 meses de negociaciones entre Irán y el P5+1 (EEUU, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania) y un esprint maratoniano de ocho días en Lausana (Suiza).

Reconoció que hasta que se firme el pacto definitivo, para lo que inicialmente hay de plazo hasta el 30 de junio, se está aún en una fase trascendental de hipótesis -«si el entendimiento se implementa totalmente», empezó diciendo-. No huyó de definir lo logrado como «histórico» y se adelantó a algunos de los retos a venir, procedentes no solo del régimen del ayatolá Alí Jamenei.

Mientras su secretario de Estado, John Kerry, y el resto de negociadores continúan con la parte más trascendental del proceso -poner negro sobre blanco en los compromisos concretos de desmantelamiento del programa nuclear iraní, el sistema de inspecciones y el calendario de levantamiento de sanciones-, Obama ha empezado a librar la batalla en dos frentes: el externo y el interno.

«VEHEMENTE OPOSICIÓN» DE ISRAEL

 Una de las primeras llamadas que Obama realizó el jueves fue al rey de Arabia Saudí, Salman bin Abdulaziz al-Saud, al que convocó a una reunión en Camp David junto a los líderes de los otro cinco países del Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico (Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán, Catar y Baréin). Otra fue al primer ministro de Israel, Binyamín Netanyahu, que mostró su «vehemente oposición» a cualquier pacto.

Netanyahu, que ayer reunió a su gabinete de seguridad, insiste en que el acuerdo no bloqueará el camino de Irán hacia una bomba nuclear sino que «lo pavimentará» y, pese a que el pacto marco no incluye aún un calendario de levantamiento de sanciones, denuncia también que se «impulsará su economía y elevará la agresión de Irán y el terror en todo Oriente Próximo y más allá».

Frente a esos argumentos, Obama recordó el jueves que hay mecanismos para volver a aplicar los castigos, tanto de EEUU como de la Unión Europea y del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas inmediatamente, si Irán incumple sus compromisos y subrayó que el acuerdo no afecta a otras sanciones que Washington mantendrá vinculadas al apoyo de Irán al terrorismo, por abusos de derechos humanos y en cuestiones armamentísticas no nucleares.

EL FRENTE INTERNO

El otro frente en el que debe de batallar Obama es el de la oposición interna, especialmente la de un Congreso controlado por los republicanos, donde también hay demócratas reticentes al pacto. El presidente de la Cámara baja, John Boehner, calificó el jueves de «naif» confiar en Irán y se prepara para el 14 de abril, al regreso de las vacaciones, una propuesta de ley que exigiría a la Administración dar toda la información de un potencial pacto, incluso la clasificada, impediría que se levanten sanciones en los 60 días siguientes a la entrada en vigor y obligaría a Obama a certificar cada 90 días el cumplimiento.

Es en el mismo Congreso, donde los republicanos invitaron a hablar a Netanyahu sin consultar a la Casa Blanca y desde donde salió una carta sin precedentes de senadores republicanos dirigida al régimen iraní boicoteando la autoridad de Obama para negociar, donde el presidente ha empezado la batalla.

El jueves, Obama prometió «informar totalmente» a las cámaras, al tiempo que y empezó a llamar a sus líderes. No obstante, recordó que «los temas en juego son más importantes que el politiqueo». «Irán no va a desmantelar su programa simplemente porque se lo pidamos, dijo. «Así no funciona el mundo y es lo que nos muestra la Historia», recalcó.