GOLPE A MÉDICOS SIN FRONTERAS

Los islamistas secuestran a dos españolas en Kenia

MONTSE MARTINEZ
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Es una de las pocas oenegés internacionales que se oponen a ir escoltadas tanto por policía como por seguridad privada, a excepción de cuando operan en Somalia. En base a esta regla, tampoco llevaba seguridad el vehículo de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el que viajaban dos cooperantes españolas secuestradas -una catalana y otra madrileña- cuando fue asaltado ayer a tiros en el campo de refugiados de Dadaab, en Kenia, a 100 kilómetros de la frontera con Somalia. Las primeras pesquisas apuntan a la milicia islamista de Al Shabaab, de origen somalí, como autora del secuestro. Un portavoz de la milicia negó a la agencia Reuters la implicación del grupo en el secuestro.

La cooperante catalana es Montserrat Serra Riado, de 40 años, nacida y residente en Palafrugell (Girona), profesora de Tecnología en el Instituto de Educación Secundaria El Pedró de l'Escala. Al cierre de esta edición, no había trascendido la identidad de la mujer madrileña. Estos datos no fueron confirmados oficialmente por la oenegé pero sí por el Ayuntamiento de Palafrugell. Fuentes próximas al caso aseguraron que el coche en el que huyeron los secuestrados fue encontrado anoche en la frontera de Somalia.

Los hechos sucedieron ayer por la mañana en el campo de refugiados más grande del mundo, el de Dadaab, actualmente desbordado con medio millón de personas, en su mayoría somalís, que huyen del país vecino por la crisis de hambruna que padece el Cuerno de África desde antes del verano.

Tres personas viajaban en el vehículo de Médicos Sin Fronteras cuando fue asaltado: un conductor de nacionalidad keniana y las dos cooperantes españolas, adscritas al área de logística de la oenegé. El conductor, que resultó herido, está hospitalizado y se encuentra estable. De las dos cooperantes no se tienen noticias, según confirmaron ayer tanto la oenegé MSF como el Ministerio de Exteriores español. Las mujeres secuestradas trabajaban en la construcción de un hospital que debe abrir sus puertas en breve.

El Ministerio de Exteriores de España, a través de su embajada en Kenia y de la unidad de emergencia consular, se puso a trabajar desde el primer momento para localizar a las cooperantes y mantiene un permanente contacto con las familias. Un comité de crisis dirige las gestiones desde la sede de Médicos Sin Fronteras en Barcelona.

En oposición a toda la cautela mostrada desde España, la policía keniana trabaja con la certeza de que los autores del secuestro pertenecen a Al Shabaab. El comandante de policía de la zona Este, Leo Nyongesa, detalló que han movilizado a sus fuerzas para localizar a las secuestradas y centraban ayer todos sus esfuerzos en evitar que salieran del país para adentrarse en Somalia. «Toda la frontera está sellada», afirmó. Sin embargo, no es tarea sencilla impedir la huida del país a través del desierto, como hacen a la inversa los miles de refugiados que, huyendo de Somalia, quieren alcanzar el campo keniano de Dadaab. Dos helicópteros también rastreaban ayer la zona, aunque con muchas dificultades por las fuertes lluvias.

ARRASTRADAS POR EL PELO / Especialmente significativo es el testimonio que aportó la periodista Neus Sala, de la productora La Fábrica de la Tele, quien se encuentra en el campo de Dadaab para hacer un reportaje para el programa La Noria y tuvo acceso a testigos directos del asalto al vehículo. Según estos testimonios, recogidos por la periodista, el momento del secuestro fue dramático para las dos mujeres porque, tras pegarle un tiro en el cuello al conductor, los raptores las arrastraron por el pelo fuera del coche y las introdujeron en otro vehículo mientras se resistían con todas sus fuerzas, gritando y llorando.

Una de ellas, siempre según los testimonios entrevistados, logró zafarse momentáneamente pero enseguida fue apresada de nuevo por los captores. Antes de marcharse, los secuestradores lanzaron un artefacto que no explotó y huyeron lanzando tiros al aire.

Este doble secuestro constituye el cuarto que se produce en Kenia en lo que va de mes. Hace unas semanas, en el mismo campo de Dadaab, un todoterreno de la oenegé Care International fue interceptado y no hay noticias de su conductor. Previamente, dos turistas, una francesa y una británica, fueron secuestradas en el turístico archipiélago de Lamu, a una decena de kilómetros de la frontera somalí, y trasladadas a Somalia por los captores.

PELIGRO EN LA FRONTERA / Pese a que Kenia pasa por ser uno de los países africanos más seguros, la frontera con la volátil Somalia está convirtiendo la franja fronteriza en una zona muy conflictiva, especialmente en las inmediaciones del campo de refugiados de Dadaab. El campo ha tenido que ser ampliado este verano después de la masiva llegada de somalís azotados por la hambruna que sacude todo el Cuerno de África. Precisamente, muchos de los somalís que han decidido abandonar su país habitan en zonas controladas por la milicia islamista, que no está permitiendo la entrada de ayuda internacional contra el hambre con el argumento de que prefieren ver morir a sus conciudadanos que aceptar la ayuda occidental.

Somalia es un Estado fallido que vive en una permanente guerra civil y carece de un Gobierno efectivo desde el año 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré. Apoyado por una misión de la Unión Africana, el actual Gobierno somalí es incapaz de tutelar todo el país, especialmente las zonas controladas por la milicia islamista de Al Shabaab, que pretende instaurar un régimen wahabista al estilo del que existe en Arabia Saudí, donde se aplica la versión más estricta de la sharia (ley islámica).

Cuando, recientemente, fueron desplazados de las zonas de la capital que controlaban, las milicias amenazaron con más secuestros de ciudadanos foráneos.