Cambio de rumbo en Francia

Hollande vira a la derecha

Hollande, en el palacio del Elíseo, ayer, tras presidir la reunión semanal del Gobierno.

Hollande, en el palacio del Elíseo, ayer, tras presidir la reunión semanal del Gobierno.

ELIANNE ROS
PARÍS

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El martes, en su tercera rueda de prensa desde que llegó al Elíseo hace 18 meses, François Hollande no clarificó su agitada vida amorosa, pero sí su nueva línea económica. Al presentar una política marcada por una fuerte contención del gasto público -recorte de 50.000 millones de euros en los próximos tres años-y la supresión de cargas sociales a las empresas para impulsar la producción, dio un giro a la derecha inédito hasta ahora en la izquierda francesa.

«Sigo siendo socialista, no me he entregado al liberalismo, puesto que es el Estado el que toma la iniciativa». Con esta voltereta, el jefe del Estado intentó esquivar una etiqueta muy mal vista en su partido, y que le asocia a la política conservadora de su antecesor, Nicolas Sarkozy. Sin embargo, el entusiasmo con el que tanto Alemania como Gran Bretaña y la Comisión Europea recibieron unas reformas que la cancillera Angela Merkel reclamaba a París desde hacía tiempo no dejaba lugar a dudas sobre  la nueva orientación económica de Francia.

«Lo que ha anunciado el presidente Hollande es valiente», declaró Frank-Walter Steinmeier, ministro socialdemócrata (SPD) de Exteriores del Gobierno de coalición que encabeza la conservadora Merkel. A su juicio, poniendo el acento en la competitividad de las empresas y en el rigor presupuestario, el jefe del Estado francés está «en la buena vía, no solo para Francia» sino para «ayudar a Europa a salir un poco más fuerte de la crisis».

TRAS LOS PASOS DE SCHRÖDER / Steinmeier no dudó en comparar el camino emprendido por Hollande con las reformas realizadas a principios de los años 2000 por el excanciller socialdemócrata Gerhard Schröder, muy criticadas en su momento por la izquierda europea pero consideradas por muchos economistas como la terapia de choque que permitió relanzar la economía alemana. De hecho, el martes, por primera vez, el presidente francés se presentó como un «socialdemócrata», distanciándose del socialismo más ortodoxo que ha dominado hasta ahora en su formación.

Aunque más cauta, la derecha alemana celebró lo que definió como «un claro cambio de paradigma» y el premier británico, David Cameron, llegó incluso a decir que su Gobierno podría inspirarse en las medidas lanzadas por el presidente de la República. Forzado por la falta de resultados obtenidos hasta ahora con sus tímidas reformas -ha fracasado en el objetivo de invertir la curva del paro, que supera el 10%- y ante la necesidad de relanzar su mandato -su cota de popularidad no puede ser más catastrófica- Hollande ha decidido «acelerar».

MÁS SINTONÍA CON BERLÍN / En contra de lo que preconizó durante la campaña electoral del 2012, en la que se posicionó en contra del rigor y de la política de austeridad impuesta por Berlín, el presidente anunció un recorte suplementario de 50.000 millones de euros en el gasto público entre el 2015 y el 2017 y apostó por una mayor cooperación con Alemania para hacer avanzar el proyecto europeo.

Con el déficit comercial desbocado, el otro eje de su política consiste en impulsar la productividad. En este sentido, Hollande anunció la puesta en marcha de un «pacto de responsabilidad», que supone una importante reducción de las cargas sociales -cifrada en 30.000 millones de euros- que pagan las empresas y una simplificación de los trámites burocráticos. «Es una bonita declaración de intenciones, que constata que Francia no va bien, pero ahora hay que pasar del discurso a los actos, clarificar la amplitud de las propuestas», indicó, precavido, el presidente de la patronal Medef, Pierre Gattaz. Los sindicatos, como era de esperar, pusieron el grito en el cielo.

La derecha, en cambio, se quedó sin ángulo de ataque. «Este pacto es un eslogan», terció el exprimer ministro François Fillon. Los conservadores constataron que Hollande se situaba en «la misma línea» que Sarkozy. El diario Le Monde puso ayer de relieve que las propuestas del expresidente en las presidenciales coinciden con los anuncios del mandatario socialista.  Hollande no lo oculta. «¿Qué le diferencia de Sarkozy?», le preguntaron al presidente en la rueda de prensa. «Que él no lo ha hecho», respondió. Falta saber si los franceses le seguirán como hicieron los alemanes con Schröder.