guerra civil en mesopotamia

Éxodo masivo de cristianos ante el avance yihadista en Irak

El Consejo de Seguridad se reúne y el papa Francisco implora ayuda

Desplazados iraquís de confesión yazidí aguardan en la ciudad de Dohuk, en el Kurdistán iraquí, ayer.

Desplazados iraquís de confesión yazidí aguardan en la ciudad de Dohuk, en el Kurdistán iraquí, ayer.

EL PERIÓDICO
BAGDAD/NUEVA YORK/PARIS

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ningun poder político o Ejército regular en Oriente Próximo parece capaz, por el momento, de detener el avance-relampago en el norte de Irak de las milicias del grupo ultraislamista suní Estado Islámico, comandado por Abú Baqr al Bagdadi, quien se ha autoproclamado califa y, por ende, descendiente directo del profeta Mahoma. Decenas de miles de iraquís, principalmente de religión cristiana o pertenecientes a la confesión yazidí, se vieron obligados ayer a abandonar sus casas y a huir literalmente con lo puesto ante la inminente caída de una quincena de poblaciones -incluyendo Qaraqosh, la ciudad iraquí con mayor número de cristianos- en manos de los extremistas sunís, quienes les consideran «politeístas» e «infieles» y a quienes someten, en las zonas bajo su control, a una terrible persecución o a la conversión forzada.

La gravedad de los acontecimientos empujó al papa Francisco a posicionarse y a implorar a «la comunidad internacional» que «actúe» para «poner fin a la tragedia humanitaria» y para que proteja «a todos los que están siendo amenazados por la violencia».

MOVILIZACIÓN INTERNACIONAL / La diplomacia internacional también se está movilizando con celeridad. A petición de la delegación francesa, el Consejo de Seguridad de la ONU tenía previsto anoche reunirse para debatir la crisis humanitaria en ciernes, al tiempo que el presidente François Hollande expresaba, en una conversación telefónica mantenida con el presidente kurdo-iraquí Masud Barzani, la disposición de su país de apoyar sin reservas y ayudar a las fuerzas que combaten a las huestes yihadistas en Irak.

En Washington, el presidente de EEUU, Barack Obama, debatía con sus asesores dos posibles respuestas para contrarrestar la tragedia humanitaria en proceso de gestación. Según The New York Times, el líder de la Casa Blanca estudiaba ayer tarde o bien bombardear desde el aire posiciones de la guerrilla yihadista -extremo que la Casa Blanca no quiso comentar-, o bien lanzar alimentos y medicinas  destinadas a las poblaciones que huyen. «Esta es una tragedia de proporciones inmensas, que está impactando en las vidas de cientos de miles de personas», dijo a Reuters el portavoz de la Oficina de la ONU para la Coordinación de los Asuntos Humanitarios (OCHA), David Swanson.

En la cuenta de Twitter del Estado Islámico, el grupo informó de la captura de 15 poblaciones, además de la toma de una estratégica presa sobre el río Tigris, lo que, de confirmarse, les daría la posibilidad de innundar las zonas río abajo o cortar el suministro de electricidad.

Dos testigos contactados telefónicamente por Reuters informaron que la bandera negra del Estado Islámico ondeaba sobre las instalaciones fluviales. Durante el fin de semana, los extremistas sunís habían inglingido una humillante derrota a las fuerzas kurdas, obligando a decenas de miles de integrantes de la comunidad yazidí (considerada como adoradora del diablo por el EI) a emprender el camino de la huida.

Mientras en el norte nadie pone freno a las conquistas del EI, en Bagdad, la capital, la situación continúa deteriorándose. El balance de muertos de las últimas explosiones mediante coche-bomba en zonas chiís de Bagdad  se elevó a 59 fallecidos y 125 heridos.