LA CRISIS DE GAZA

Egipto supera con nota el desafío

Más allá de los gestos y la retórica, las autoridades del nuevo régimen de El Cairo han actuado con tanto realismo como su predecesor

Mohamed Mursi con la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, este miércoles.

Mohamed Mursi con la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, este miércoles. / periodico

Montserrat Radigales

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Con las armas calladas y los aviones en sus bases, y mientras Israel y Hamás se lamen sus heridas, llega la hora de sacar algunas conclusiones. Tiempo habrá para ello, pero hoy vamos a centrarnos en un aspecto concreto: el crucial papel que ha desempeñado El Cairo en el desenlace de la nueva crisis de Gaza.

Decíamos en unartículo anterior, cuando comenzó la escalada bélica, que esta crisis suponía el primertest de envergadura en política internacional para el nuevo Egipto surgido de la revuelta de enero del 2011. Así ha sido, y lo ha superado con nota.

Las nuevas autoridades egipcias, con el presidenteMohamed Mursi a la cabeza, necesitaban gestos para demostrar que algo había cambiado. La presión de una opinión pública mayoritariamente hostil a Israel y la necesidad de acabar con la manida imagen que presentaba al régimen del derrocado Hosni Mubarak como poco más que un lacayo del Estado judío exigían una respuesta. Así que la primera decisión de El Cairo, tan pronto se anunció el asesinato, por un proyectil de la aviación israelí, del jefe militar de Hamás,Ahmed Yabari,fue retirar al embajador egipcio de Tel-Aviv. Al día siguiente, el primer ministro egipcio,Hisham Qandil, se plantó en Gaza. La retórica era previsible: condena de la "agresión israelí", denuncia de "crímenes de guerra". Pero aún antes de queQandil abandonara la franja,Mursiy el servicio de inteligencia egipcio se pusieron manos a la obra para hacer lo mismo que hacíaMubarak:ejercer la mediación entre las partes beligerantes y buscar el acuerdo de alto el fuego.

Realidades obstinadas

Es cierto que el Egipto gobernado por los Hermanos Musulmanes, organización de la que emanó la propia Hamás, posee más ascendencia y, por tanto, más influencia, sobre el movimiento islamista que controla la franja de Gaza que la que tenía el régimen deMubarak. En este sentido, lo ha tenido quizá incluso más fácil para que la presión diera frutos. Pero algunas realidades son obstinadas y la geopolítica más que ninguna otra. A Egipto, que en ningún momento ha roto los canales conTel-Aviv, le interesa tan poco como al propio Israel poner a riesgo el acuerdo de paz de Camp David. Y no solo porque del escrupuloso respeto al tratado de paz depende la imprescindible ayuda económica que le concede EEUU, sino porque su vigencia durante más de tres décadas ha resultado también beneficiosa para Egipto.

Desde la presidencia egipcia,Mursiya no es un activista de un movimiento perseguido y semiclandestino sino un jefe de Estado. Y ahora toca comportarse como un estadista. Un comentarista israelí puso de manifiesto hace unos días que, en una rueda de prensa, Mursi pronunció por primera vez en público el vocablo "Israel", algo sin precedentes en los anales de la historia de los Hermanos Musulmanes, que solían referirse al país vecino como la "entidad sionista" y otros epítetos por el estilo. El propio presidente de Israel, el muy veteranoShimon Peres, afirmó el martes, cuando ya se acariciaba la tregua, que el papel de Egipto había resultado "una agradable sorpresa". Tanto demonizar la primavera árabe y ahora Israel ha descubierto que, en su flanco sur, no es tan fiero el león como lo pintan.

Potencia regional

Independientemente de quien lo gobierne, Egipto tiene también sus intereses y no va a permitir que nadie, ni siquiera el turcoRecep Tayyip Erdogan, le arrebate el papel de potencia regional por excelencia. Y para ello precisa conservar la capacidad de interlocución con todos los actores.

Otro punto clave es la situación en la península del Sinaí. La tregua acordada ayer consiste solo en hacer callar las armas. Ni bombardeos sobre Gaza, ni asesinatos selectivos de cabecillas de Hamás o la Yihad Islámica, ni cohetes contra Israel. "Calma a cambio de calma", ha sido la fórmula empleada.  En una segunda fase, que debe empezar al cabo de 24 horas del inicio del alto el fuego, asumiendo que la tregua aguante y se respete, deben empezar a discutirse aspectos como, por ejemplo, "la circulación de personas y bienes por los pasos fronterizos". No se sabe muy bien aún por donde irán los tiros, pero eso no se referirá solo a los pasos fronterizos entre Israel y Gaza. Por lo que se había filtrado de las negociaciones en los últimos días, Hamás pedía no solo que Israel levantara el bloqueo sobre Gaza sino que Egipto abriera también de forma permanente su frontera con la franja.

No está aún claro si El Cairo accederá o no a esta supuesta demanda y, si lo hace, tampoco estará clara la durabilidad de la medida. Cabe recordar que, tras el derrocamiento deMubaraken febrero del 2011, una de las primeras medidas que tomó Egipto fue precisamente abrir la frontera con Gaza. Un tiempo después, volvió a cerrarla. El Sinaí ha sido en los últimos meses escenario de atentados, en ocasiones cometidos por infiltrados desde la franja, no solo contra territorio israelí sino también contra policías y militares egipcios. También en la cuestión de la seguridad, Egipto tiene sus propios intereses legítimos.