visita histórica de obama a la habana

La diplomacia del béisbol

EEUU y Cuba comparten la pasión por el deporte de la pelota y buscan un acuerdo, difícil, que permita a los deportistas de la isla batear en la liga estadounidense

Obama estrecha la mano de los jugadores del Tampa Bay Rays, antes del partido de béisbol en La Habana, este martes.

Obama estrecha la mano de los jugadores del Tampa Bay Rays, antes del partido de béisbol en La Habana, este martes. / periodico

IDOYA NOAIN / LA HABANA (ENVIADA ESPECIAL)

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No hay tensión que no pueda disipar una pasión compartida. Al menos eso se podría jurar este martes en el Estadio Latinoamericano de La Habana viendo juntos a Barack Obama y Raúl Castro. Sentados uno junto al otro, los dos vestidos más informales de lo que acostumbran y con gafas de sol, rodeados por sus familias, han charlado animadamente, han reído y hasta han hecho la ola mientras en el diamante se enfrentaban la selección nacional de Cuba y los Rays de Tampa Bay.

Y aunque los dos se han ido antes de que acabara el encuentro, con el presidente cubano acompañando al estadounidense hasta el mismo aeropuerto al que no fue a recibirle, su asistencia juntos al partido amistoso ha permitido cerrar la histórica visita con una imagen amable. No importa que ganara el visitante ante los ojos de los 55.000 cubanos invitados, o que hubiera momentos extraños como una entrevista al presidente estadounidense en ESPN en la que le han preguntado por su encuentro con disidentes y por los atentados de Bruselas (por cuyas víctimas se ha guardado un momento de silencio). Obama ha sido aclamado. Castro se ha visto relajado. Jonrón diplomático.

El béisbol, o simplemente “la pelota” en Cuba, es religión a los dos lados del estrecho de Florida. Mientras las dos naciones han estado enfrentadas ha sido también objeto de tensión, especialmente por las deserciones de jugadores cubanos que solo con esa renuncia a su país y su nacionalidad podían jugar en la liga estadounidense (solo en el 2015 se fueron entre 100 y 150 y el mes pasado lo hizo la mayor estrella cubana, Yuliesky Gurriel). Y ahora que se normalizan relaciones se sueña con un acuerdo que permita llevar a la más potente de las ligas a algunos de los deportistas de más talento del mundo. Como todo en esta nueva relación, hay esperanza, pero también mucha complicación.

Ni la MLB ni los cubanos han llegado a tiempo para anunciar un acuerdo durante la histórica visita de Obama. Porque aunque entre la última ronda de medidas adoptadas por la Administración de Washington para aligerar el aislamiento económico de Cuba se ha incluido una que permitiría a deportistas de la isla (así como a artistas) trabajar en EEUU con un visado y un salario mayor que el necesario para cubrir “gastos de subsistencia básico”, aún quedan algo más que aristas por pulir.

COMISIONES A DEPORTISTAS

El Gobierno cubano, por un lado, cobra una comisión a deportistas que juegan fuera del país (el 10%, por ejemplo, en el caso de los que se van a la liga de béisbol en Japón). Por el otro, el embargo aún en vigor impide a ninguna empresa estadounidense dar dinero directamente al Gobierno de La Habana.

Aunque la MLB ha presentado un plan al Departamento del Tesoro por el que se crearía una nueva entidad sin ánimo de lucro que recogería ese porcentaje y lo invertiría en proyectos benéficos en Cuba, de momento no hay acuerdo. Y como decía el lunes en La Habana Rob Manfred, el comisionado de la MLB, “es una cuestión complicada porque implica políticas mucho más grandes que el béisbol”.