El festival de cine fantástico de Catalunya

El móvil del crimen

El catalán Pablo Larcuen debuta en el largometraje con 'Hooked up', promocionada como «la primera película rodada con un iPhone»

El director catalán Pablo Larcuen, fotografiado ayer en el festival de Sitges.

El director catalán Pablo Larcuen, fotografiado ayer en el festival de Sitges.

JULIÁN GARCÍA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El reclamo figura, con gran alarde tipográfico, en el propio póster de Hooked up: «¡La primera película rodada íntegramente con iPhone!». «Un iPhone 4, para ser exactos, aunque tu iPhone 3 también habría servido», comenta su director, Pablo Larcuen (Barcelona, 1987), en relación al dispositivo móvil ya antediluviano con el que este cronista graba la conversación. En 1999, El proyecto de la bruja de Blair supo explotar el furor por las videocámaras domésticas y, de algún modo, ese es el propósito de Larcuen en Hooked up, pero trasladado al presente y a la adicción por grabar con el móvil cada segundo de nuestras vidas: «Es una película dirigida a un público joven que graba todo lo que hace. Queríamos utilizar este nuevo formato para explicar una historia de terror y que los espectadores la sintieran como algo muy cercano, que la textura y la estética de las imágenes se parecieran mucho a la de los vídeos que  ellos graban con su móvil».

Hooked up cuenta la historia de dos jóvenes turistas americanos que visitan Barcelona con las habituales ganas de diversión (ya saben, alcohol barato, sexo fácil, desenfreno sin fin), pero acaban siendo secuestrados por un ligue que no es lo que parece. Lo que vemos en la pantalla es, por supuesto, lo que ellos graban con sus respectivos iPhone, artilugios que no dejarán de utilizar ni aunque estén a punto de rebanarles el pescuezo. «Nunca pretendimos hacer una película de found footage que intenta vender lo que se ve como verdad. Simplemente se trataba de hacer una película convencional, pero rodada con un móvil», justifica Larcuen, tocado con una estupenda gorra de cámaras Panavision.

Apoyo de Collet-Serra

Surgido de la ESCAC, Larcuen (cuyo corto Elefante fue premiado el año pasado en Sitges) asegura que llevaba semanas soñando con que no habría nadie en el estreno de Hooked up (su primer largometraje) en el Auditori, donde ayer fue proyectado dentro de la sección oficial. «Hubo muchos momentos de riesgo, de que todo se perdiera, pero también ha habido milagros. Hooked up nos ha costado solo 14.000 euros, se ha hecho entre amigos y se ha rodado en casa de mis abuelos en Navarra. Trabajando con elementos tan precarios, por fuerza te sorprende que pueda haber gente haciendo cola en el cine», afirma el cineasta, muy agradecido por el apoyo de Jaume Collet-Serra y su productora: «Nos han ayudado mucho desde el inicio del proyecto, a finales del 2011. Entonces yo vivía en Estados Unidos porque tenía una novia allí».

Larcuen recuerda que cuando tenía 12 o 13 años se hizo una foto en un pasillo de Sitges con Terry Gilliam. «Y ahora comparto cartel con él. Creo que he cerrado un círculo. De chaval venía aquí y lo veía todo como desde detrás de un cristal. Ahora estoy yo en el otro lado».