El festival de cine fantástico de Catalunya

La fosa de la memoria

Gonzalo López-Gallego ofrece su visión del género zombi en 'Open grave'. La prensa y el público de la sesión matinal se quedaron sin poder presenciar el final por un problema técnico

El director de cine ecuatoriano Sebastián Cordero.

El director de cine ecuatoriano Sebastián Cordero.

JULIÁN GARCÍA

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Un hombre (Sharlto Copley) se despierta en una espeluznante fosa común rodeado de cuerpos sin vida. No sabe qué hace ahí, ni siquiera recuerda quién es, hasta que encuentra a un grupo de personas amnésicas, aturdidas como él. «Pero no deberíamos contar mucho más. Digamos que se trata de un juego para descubrir quién es el asesino y qué está pasando, con las piezas del puzle conectándose poco a poco», explica Gonzalo López-Gallego (Madrid, 1973) acerca de su última película, Open grave, una interesante aproximación al género zombi (algo así como un híbrido entre Cube, Perdidos y The walking dead) presentada ayer a competición en Sitges. Una presentación, por cierto, muy accidentada, pues la proyección matinal se saldó con dos interrupciones por problemas técnicos que dejaron a prensa y público sin poder ver el final. Silbidos y pataletas merecidas. «Un drama. He entrado en la sala y he visto que se cortaba y, Dios, no me lo podía creer», se lamenta el director de El rey de la montaña, el estupendo thriller forestal que le dio fama en el 2007.

«La verdad es que El rey de  la montaña sigue siendo mi tarjeta de presentación en EEUU, la que más puertas me abre. De hecho, me permitió que la productora Atlas Independent me ofreciera hacer Open grave», relata López-Gallego, cuyo anterior aventura americana, Apollo 18, producida por los Weinstein, tuvo una buena carrera comercial internacional, pero no llegó a estrenarse en España. «No se puede comparar un proyecto con el otro. El rodaje de Open grave [íntegramente en Hungría] ha sido muy de guerrilla, un ecosistema en el que me muevo bien. He tenido mucha libertad. De hecho, el montaje lo he hecho yo en Madrid». ¿Y trabajar en EEUU es decisión propia o porque en España no hay salida? López-Gallego medita la respuesta: «Tengo la suerte de poder trabajar fuera porque tampoco es que, sinceramente, me hayan llovido las ofertas en España. Me siento afortunado».