LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

¿El fin del consenso económico?

Las políticas de Romney y Ryan ponen en jaque el modelo socioeconómico mantenido en EEUU desde la Gran Depresión

Mitt Romney (derecha) y Paul Ryan, el 12 de octubre, en un mitin en Lancaster (Ohio).

Mitt Romney (derecha) y Paul Ryan, el 12 de octubre, en un mitin en Lancaster (Ohio). / CD SMC**DC**

RICARDO MIR DE FRANCIA / Washington

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En una carta enviada a su hermano Edgar en 1954, el presidenteDwight Eisenhower, el primer republicano en recuperar la presidencia de EEUU desde laGran Depresión, escribió: "Si algún partido político tratara de abolir laSeguridad Social (pensiones) y el seguro de desempleo o suprimir las leyes del trabajo y los programas de agricultura, ten por seguro que no se volvería a hablar de ese partido en nuestra historia política". Eisenhower se estaba refiriendo alNew Deal, los pilares del modestoEstado del bienestar levantado porRoosevelt, convertido ya para entonces en una realidad irreversible.

Aunque demócratas y republicanos han mostrado desde entonces importantes diferencias a la hora de encarar lapolítica económica, se han mantenido una serie de mínimos que conforman lo que algunos economistas llaman elconsenso económico roosveliano. Son tres suspilares, según expuso el exvicepresidente de la Reserva FederalAlan Blinder, en un artículo en 'The Wall Street Journal'el mes pasado: unamodesta red social para proteger a la población más vulnerable de los desequilibrios de los mercados;políticas de estímulo keynesiano para acortar las recesiones; y una fiscalidad progresiva para mitigar la desiguald de ingresos.

Blinder lo ilustra refiriéndose a las posturas de los presidentes republicanos. Eisenhower construyó infraestructuras; Nixon se declaró keynesiano y creó la agencia de protección medioambiental; Reagan y Bush padre actuaron como keynesianos; y Bush hijo acabó expandiendo la cobertura farmacéutica para los pensionistas y aprobando dos paquetes de estímulo.

La irrupción del Tea Party

Pero desde hace cuatro años el Partido Republicano ya no es si quiera el partido de Bush, ya sea por la irrupción en escena de losortodoxos fiscales del Tea Party o por los déficits estratosféricos del tejano que dejaron en evidencia la supuesta sobriedad de los conservadores como gestores económicos. Y las consecuencias de ese giro a la derecha se reflejan en elprograma de Mitt Romney y Paul Ryan, un programa que pone en jaque el consenso económico.

Empezando por las políticas de estímulo. La mayoría de economistas creen que sin los 787.000 millones de dólares en fondos públicos que Obama inyectó en la economía larecesión hubiera sido bastante más larga y profunda. Algunas estimaciones apuntan a que contribuyó a crear 2,5 millones de empleos y empujar el crecimiento entre el 2,1% y el 3,8% del PIB. Pero para los republicanos el estímulo se ha vuelto anatema, uno de los emblemas del "despilfarro" de la Administración Obama”. Y no solo se oponen a él sino también lo hacen a las inyecciones de dinero fresco de la Reserva Federal. Romney ha prometido relevar a su presidente,Ben Bernanke, en cuanto pueda.

Planes de ciencia ficción

El otro punto es la fiscalidad progresiva. Romney ha prometido equilibrar el presupuesto durante su mandato, un reto hercúleo. Y pretende hacerlo sin subir los impuestos. Ni siquiera a las rentas más altas. De hecho, quiere bajarlos, eliminando el de patrimonio y el de capital (salvo para los más ricos) y rebajando el de la renta un 20% para todos los tramos fiscales. Para compensar la caída de ingresos, pretende cerrar los agujeros y deducciones del sistema fiscal.

Pero son muchos los que consideran que sus planes son puraciencia ficción. No solo los demócratas. ElCenter for Tax Policy, un instituto análisis respetado e independiente, ha concluido que a raíz de las reformas de Romney larenta de los más ricos aumentará más de un 4%, a la vez que se reduce la del 80%. Y es que, según el estudio, serán estos últimos quienes paguen el grueso de la eliminación de las deducciones, como las que se aplican a lavivienda y las hipotecas.

Las incógnitas de la protección social

Falta el tercer pilar: la red de protección social. Aquí todo son incógnitas debido a lafalta de concreción de las propuestas de Romney, aunque algunas cosas se intuyen. Quiere eliminarObamacare, lo que volvería a dejar a millones de estadounidenses sincobertura sanitaria. Propone unasemiprivatización de las pensionespara los menores de 55 años. Y habla también de recortar lasayudas a la alimentación, esos cupones de comida de los que dependen casi 47 millones de estadounidenses.

Blinder sostiene que Romney representa una ruptura con el consenso socioeconómico de los ochenta años. Sus argumentos parecen tener bastante sentido.