EIXAMPLE

Los libros del fuego

Calàbria 66 acoge un espacio literario con más de 1.500 obras salvadas de un incendio

Voluntarios 8 Venceslao, Duaigües y Folch limpian y clasifican libros.

Voluntarios 8 Venceslao, Duaigües y Folch limpian y clasifican libros.

SILVIA ALBERICH / BARCELONA

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Una colección de libros salvados de un incendio en un domicilio ha sido el pretexto para crear un espacio literario en Calàbria 66, un equipamiento gestionado por vecinos del barrio de Sant Antoni en esa calle y número. "Es el primer gran proyecto artístico y literario que nace en Calàbria 66 y pretende acercar la literatura a la vida cotidiana, que ésta sea una herramienta para interactuar y no se perciba como algo idealizado", explica Marc Folch, uno de los fundadores del espacio literario y miembro de la comisión artística del mismo.

La idea de los impulsores del espacio es organizar actividades literarias de forma periódica, como cuentacuentos y jam sessions de poesía, encuentros informales de improvisación poética, y alguna actuación musical. En la amplia sala de Calàbria 66 donde tendrán lugar estas actividades de este nuevo refugio literario, cuyo primer encuentro reunió a más de un centenar de personas, se colocarán unas estanterías con los libros que han sobrevivido al incendio.

"El fuego quemó todo el piso y se llevó por delante miles de libros de la amplia y valiosa biblioteca privada de un matrimonio de catedráticos que vivía en el barrio. Por suerte, hemos podido salvar entre 1.500 y 1.800 ejemplares. Eso sí, llenos de hollín y tiznados", detalla Marta Venceslao, conocida por todos como Kolo, que es otra de las fundadoras y miembro de la comisión de educación de Calàbria 66.

Venceslao fue una de las personas que acudió al piso siniestrado para rescatar parte de los libros que aún se han mantenido vivos para trasladarlos al sótano de Calàbria 66.

Una restauración colectiva

Como Venceslao, muchos vecinos del barrio de Sant Antoni se han ofrecido para colaborar en el traslado al equipamiento de los libros que aún quedaban en el piso incendiado y han participado activamente en las tareas de restauración. "Se ha creado una brigada voluntaria que limpia, clasifica y da una segunda oportunidad a todas estas obras", afirma Venceslao, quien avanza algunos proyectos que arrancarán en las próximas semanas. "El último viernes de cada mes, a partir del próximo 30 de septiembre, haremos una jam session literaria y este otoño montaremos un club de lectura y tertulia semanal, así como recitales de poesía cada 15 días", destaca.

Luisa Rodríguez es la afectada por el incendio fortuito, que se produjo un año después de la muerte de su marido, Alfred Sargatal. "Antes de que ocurriera el siniestro, nosotros ya habíamos pensado donar nuestra colección a Calàbria 66. Es un homenaje para mi marido que esta nueva biblioteca lleve su nombre", cuenta, emocionada, Rodríguez.