QUIEBRA DE UNA COMPAÑÍA INDUSTRIAL

La última junta de La Seda

La autoridad de Competencia de la UE desbloquea la fase final de liquidación de la química catalana mientras los pequeños accionistas dan por perdidos sus ahorros en la compañía de El Prat

Escasa asistencia 8Los administradores concursales y el notario se dirigen a los accionistas de La Seda.

Escasa asistencia 8Los administradores concursales y el notario se dirigen a los accionistas de La Seda.

ANTONI FUENTES / BARCELONA

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La histórica compañía química La Seda de Barcelona celebró ayer la que será probablemente su última junta de accionistas. La reunión se llevó a cabo en un inusual clima de resignación entre los pocos inversores que acudieron a la cita, que a duras penas logró un quorum del 38,51% del capital. El proceso de liquidación en el que se halla inmersa la empresa, que pesó como una losa sobre los accionistas, acaba de recibir el visto bueno final de la autoridad europea de Competencia para vender una parte importante de sus activos, con lo que el traspaso de la actividad y la desaparición de la sociedad es solo cuestión de unos meses.

Los pequeños accionistas de La Seda, acostumbrados a duras batallas en las juntas, asistieron esta vez a las explicaciones -a puerta cerrada- del troceamiento y la venta de la compañía por parte de los administradores concursales designados por el titular del Juzgado Mercantil número uno de Barcelona. «Hace tiempo que teníamos la sensación de que la empresa acabaría mal. Ya no estamos a tiempo de salir de la empresa. Ahora nos preguntamos por la validez de los informes de auditoría que se aprobaban», explican Lídia Piñol y Josep Maria Oller, un matrimonio de veteranos accionistas que también cuentan en su cartera con participaciones en otras compañías destacadas de la industria catalana como Dogi.

Al igual que otros pequeños accionistas de La Seda, dan por perdida su inversión en la química y ven con rabia los juicios a los que se enfrenta la excúpula encabezada por Rafael Español, que por ahora se ha librado de la cárcel.

Ventas pendientes

El siguiente paso en la liquidación de activos será, tras la autorización de la autoridad europea de Competencia, la venta de la división de envases de La Seda al grupo norteamericano Plastipak por 360 millones, de los que finalmente abonará de 250 a 260 millones una vez descontadas las obligaciones y pasivos de la sociedad, según explicó José Vicente Estrada, socio de Forest Partners y administrador concursal de la química de El Prat. Esta venta incluye fábricas en España, Reino Unido, Francia, Alemania, Bélgica, Polonia, Turquía y Marruecos.

Unos meses antes, se vendió la división de fabricación de PET para botellas y otros envases de plástico -que incluye las fábricas de El Prat y Tarragona- al grupo extremeño Cristian Lay por 16,6 millones, más unos compromisos en inversiones y pasivos de 23 millones. El administrador concursal destacó en la junta que las ventas de fábricas y oficinas se han hecho «manteniendo todos los puestos de trabajo», para lo que el juez ha tenido que rechazar alguna oferta más suculenta pero que comportaba despidos masivos.

En los próximos nueve meses que Estrada prevé que quedan para concluir la liquidación de La Seda se llevará a cabo una reordenación de los terrenos que posee la compañía para facilitar su venta por un montante todavía por determinar. Los ingresos conseguidos se destinarán a satisfacer a los acreedores de forma proporcional a la deuda contraída, aunque con algún pleito pendiente de cara a establecer la prioridad en el reparto de fondos, en el que los pequeños accionistas tendrán escasas opciones.