LAS CUENTAS PÚBLICAS

El PIB como arma política

El conseller de Economia, Andreu Mas-Colell.

El conseller de Economia, Andreu Mas-Colell.

AGUSTÍ SALA / BARCELONA

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El producto interior bruto (PIB), el retrato de la riqueza generada por un territorio durante un periodo de tiempo, es hoy un dato políticamente muy sensible. Que Catalunya crezca una décima más o menos que el conjunto del Estado es en la actualidad un arma arrojadiza que puede usarse en favor o en contra del proceso soberanista. De hecho ya ha sucedido con los datos sobre la evolución de la inversión extranjera, afirman analistas consultados, así como representantes del Govern.

Tanto la economía española como la catalana se han acelerado y las previsiones para este 2015 e incluso las del año pasado se tienen que revisar al alza, ya que se basaron en supuestos muy conservadores. Pero el problema es que una economía crezca más que la otra. Las cifras, aparentemente frías, objetivas e inocentes, se convierten así en armas políticas y por eso se extreman las precauciones y cautelas al hacer los cálculos.

Es por eso que saltaron las alarmas tras los datos provisionales del Institut d'Estadística de Catalunya (Idescat) que reflejaban un alza del PIB del 1,2% en Catalunya el año pasado frente al 1,4% del conjunto del Estado. Las cifras revelaban que el PIB catalán pierde brío y amplía la brecha de crecimiento con España.

BASES DISTINTAS

La cuestión llevó al conseller de Economia, Andreu Mas-Colell, a movilizar a sus colaboradores para comprobar si la vieja ley de que Catalunya crece más que el resto cuando hay expansión ha dejado de cumplirse. Una posibilidad es que la agricultura, que pesa más en el resto del Estado, crece más que la industria, con más implantación en Catalunya. Pero el problema es otro:  la comparación se apoya en bases distintas, dicen los técnicos.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) aplica la nueva base 2010 que incorpora las actividades ilegales y la prostitución, como se establece por mandato europeo. Esa revisión ha elevado el peso de Madrid en el conjunto de la economía hasta casi equipararlo al de la eterna líder, Catalunya. En cambio, el Idescat no incorpora esas variables y mantiene la base anterior (2008) porque carece aún de los detalles para reformular el PIB con los nuevos componentes como la prostitución. Las cifras no estarán hasta el 27 de marzo.

El BBVA, por ejemplo, estima en su informe del primer trimestre de este año que Catalunya cerró el 2014 con un crecimiento del 1,5%, una décima por encima del conjunto de España.

La Cambra de Comerç de Barcelona revisará al alza sus estimaciones sobre Catalunya la semana que viene. La Generalitat, en los presupuestos para el 2015, estimaba un alza del 2,2%, que se ha quedado corta dada la evolución del consumo y las exportaciones. Lo mismo sucede para el conjunto de España y el Gobierno central no descarta incluso superar un crecimiento del 3%, frente al 2% previsto. Los cálculos definitivos, en cualquier caso, se mirarán con lupa.

Para el director del gabinete de estudios de la Cambra de Comerç de Barcelona, Joan Ramon Rovira, la recuperación ha llegado, pero no hay que olvidar que aún no se alcanzan los niveles precrisis. Catalunya, con un crecimiento del 2,5%, necesitaría aún dos años  (2015 y 2016) para alcanzar el dinamismo del 2007, recuerda. Y en términos de empleo, la tarea es aún más titánica: con un crecimiento del 2% en el empleo se requieren aún ocho años, hasta el 2022, para llegar a los 3,6 millones de ocupados que había antes de la crisis.

En todo caso, en su opinión, las bases de la recuperación son sólidas, ya que se apoyan en la competitividad por la rebaja salarial y la mejora de la productividad y las exportaciones. El flanco débil es que con el aumento de la demanda interna el déficit comercial empeora por el tirón importador. Eso genera endeudamiento con el exterior, que ya es muy elevado y deja a la economía en situación frágil si empeoran las cosas.