La crisis de la moneda única

Merkel y Sarkozy respaldan la permanencia de Grecia en el euro

De izquierda a derecha, Sarkozy, Merkel y Papandreu.

De izquierda a derecha, Sarkozy, Merkel y Papandreu.

ELISEO OLIVERAS
BRUSELAS

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La cancillera alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, expresaron anoche su respaldo público a la permanencia de Grecia dentro de la zona euro, a pesar de sus actuales dificultades financieras. El apoyo de ambos líderes se produjo tras mantener una teleconferencia con el primer ministro griego, Gyorgos Papandreu, que reiteró la «determinación absoluta» de su Gobierno a adoptar todas las medidas necesarias para enderezar las finanzas públicas del país.

Las expectativas creadas por esa teleconferencia entre Merkel, Sarkozy y Papandreu sostuvieron la cotización de las principales bolsas europeas, en medio de declaraciones políticas alarmistas y llamamientos a la responsabilidad por parte de la Comisión Europea a los demás gobiernos de la zona euro.

«El presidente de la República francesa y la cancillera alemana están convencidos de que el futuro de Grecia está dentro de la zona euro», subrayaron ambos líderes en un comunicado conjunto tras la conversación telefónica.

PRESIONES A PAPANDREU / Merkel y Sarkozy insistieron a Papandreu que es esencial «la aplicación estricta y efectiva el programa de enderezamiento de la economía griega» pactado con los demás miembros de la zona euro y con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que el desembolso de los nuevos préstamos a Grecia está supeditado al cumplimiento de esas exigencias. El retraso de Grecia en aplicar las reformas y privatizaciones y en reaccionar al persistente descontrol de su déficit público han provocado el agravamiento de la crisis financiera europea en las últimas semanas.

Merkel y Sarkozy destacaron que «es más indispensable que nunca la aplicación plena» de los acuerdos adoptados en la cumbre extraordinaria de la zona euro del pasado 21 de julio para flexibilizar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera y poner en marcha un segundo plan de rescate a Grecia de 109.000 millones de euros. La ratificación parlamentaria de esos acuerdos en Finlandia, Austria, Holanda y Eslovaquia está frenada debido a las reticencias de la población y los partidos populistas a ampliar las ayudas a Grecia.

Unas horas antes ante el Parlamento Europeo, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, también insistió en que era indispensable que los países de la zona euro hayan ratificado esos acuerdos a finales de septiembre para poder utilizar esos instrumentos y poder restablecer la tranquilidad en los mercados.

EL FUTURO DE EUROPA EN JUEGO / «Estamos confrontados al desafío más serio de una generación. Esta es la lucha por el futuro económico y político de Europa», afirmó Barroso, tras reconocer que la zona euro había tardado demasiado en reaccionar y que los mercados no están convencidos de que la UE «sea capaz de tomar las decisiones adecuadas y ganar decisivamente esta lucha».

«La economía europea está sometida a una extrema presión por las ramificaciones negativas derivadas de las continuas turbulencias en los mercados a causa de la crisis de la deuda. La condición necesaria para proteger el crecimiento económico, la creación de empleo y la recuperación es poner fin a las turbulencias», señaló el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn.

La eventual creación de eurobonos, defendida por muchos como la panacea a las actuales dificultades financieras, no supone «una solución inmediata» para la actual crisis, advirtió Barroso, porque llevará tiempo consensuar su creación y su posterior puesta en marcha.

El máximo dramatismo fue aportado por el ministro polaco de Finanzas, Jacek Rostowski, que aseguró en la Eurocámara que «Europa está en peligro» y auguró que «si la zona euro se fisura, la UE no será capaz de sobrevivir», con el riesgo de que puedan volver a producirse guerras en el continente europeo.

Los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro y del conjunto de la UE se reunirán mañana y el sábado en Wroclaw (Polonia) para atajar el «círculo vicioso» que se está creando en Europa con el riesgo de contagio de la crisis de la deuda pública al sector bancario y su repercusión sobre el debilitado crecimiento económico.

Los ministros estudiarán cómo reforzar la capitalización de las entidades financieras más expuestas al riesgo de la crisis griega y cómo asegurar una financiación suficiente a los bancos europeos que desde el verano están sufriendo problemas de acceso a los mercados mayoristas a causa de las nuevas incertidumbres de la crisis de la deuda.

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