LA SITUACIÓN AZULGRANA

"Papá, ¿dónde se ha metido Messi?"

Más de 11.000 personas acuden al Mini para ver sus ídolos. La baja de la estrella causa una tremenda desilusión entre los niños

Dos niños con camisetas de Messi siguen con tristeza la sesión del Barça en el Mini por la ausencia de su ídolo

Dos niños con camisetas de Messi siguen con tristeza la sesión del Barça en el Mini por la ausencia de su ídolo / periodico

RAÚL PANIAGUA / BARCELONA

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Desde primera hora de la mañana los alrededores del Mini Estadi tenían este lunes un aspecto especial. Miles de niños de toda Catalunya y algunos del extranjero se amontonaron con la ilusión de ver a sus ídolos. No era el mejor día, el Barça venía de perder en Anoeta en un partido nefasto, pero la ilusión de los críos permanecía intacta hasta que un factor convulsionó todo. A las 11.15 saltaron todos los jugadores al césped, encabezados por Xavi. Mientras sonaba el himno culé se repetía la misma escena en todos los rincones del estadio. Los niños y niñas miraban a sus padres y madres, apuntaban con el dedo a sus ídolos y relataban sus nombres: Iniesta, Neymar, Luis Suárez, Xavi, Piqué... Faltaba alguien importante. Faltaba el mejor. Faltaba Leo Messi.

«Papá, ¿dónde se ha metido Messi?». La pregunta la formuló Marc, de 9 años. Fue al estadio con su hermana y sus padres desde Mataró. Con su camiseta del 'crack' se llevó una tremenda desilusión cuando el periodista le confirmó a su papá que no esperara a Leo porque se había quedado en casa «por una gastroenteritis», según el club. A escasos metros, se oía a otro padre gritar. «¿Dónde cojones está Messi? No me lo puedo creer. ¿Pero qué pasa aquí?». Víctor, un socio de L'Hospitalet, estaba totalmente indignado. No era el único. Alguno era más incrédulo y buscaba Messis donde no los había. «¿No será aquel del gorro? Sí sí. No, es Alba. A ver cuando pasen más cerca. Nada, ni siquiera está con Mascherano, solo está Luis Suárez con él». Poco a poco todos comprendieron y aceptaron la realidad: Messi no estaba.

La noticia resultó frustrante para muchas familias. Mireia, por ejemplo, cumplía ayer 14 años y fue al Mini con su padre desde Cadaqués. Se levantaron a las seis de la mañana. Soñaba con la camiseta de Messi como regalo. O al menos poder verlo. Ni una cosa ni la otra. Tampoco faltaban las pancartas: 'Jo t'estimo, Messi', de Claudia, de Martorell. O una más divina: 'Si Dios no existe, ¿quién es Messi?'

Un total de 11.134 espectadores llenaron de colorido el Mini en una jornada oscurecida por la ausencia del astro, que el año pasado reapareció tras 54 días de lesión en esta misma jornada de puertas abiertas. Entonces todo fue diferente: reunió a 13.200 hinchas y marcó tres goles.

El precio de la fama

Los niños se agolparon sobre las barandas en busca de sus ídolos. Estaban todos menos Rafinha y Leo. También hubo una fila para personas con discapacidad, entre ellas un chico con una foto de Messi del 2010, una imagen que abrazaba con ternura. La fiesta empezó con la ola y muchachos llenos de ilusión, pero acabó con el enfado de muchos, decepcionados por varias cosas.

Núria Mateu resumía a la perfección ese sentimiento: «Es una vergüenza lo que han hecho los jugadores. Cuesta muy poco sonreír y hacer felices a los niños. Es muy triste que no esté Messi. Es el que más cobra, al que más adoran. Debería dar ejemplo. No me valen la excusas. Este debería ser el precio de la fama. Estoy muy indignada. Los niños no tienen la culpa de nada». Núria acudió a la cita del Mini con sus hijos Gerard Victor, acompañados de ocho niños más de las Escoles Pies de Sant Martí. «Solo salvo a Neymar, al menos ha hecho algún gesto, el resto parecían amargados. Han empezado tarde el entrenamiento y se han portado fatal».

Otros se lo tomaron con más resignación, como David, que estuvo con su hijo Gerard, de 10 años, procedente de Vic. «Las estrellas son así, te sabe mal por los niños pero el Barça no es solo Messi». Pol, el amigo de su hijo, también con una camiseta del argentino, no parecía muy de acuerdo. Tampoco Felipe, otro chico de 10 añitos tristísimo por no ver a su ídolo. Le acompañó su familia peruana, con su padre, primos y abuelo. Había espectadores de Marruecos, Puerto Rico o Gran Bretaña, gente que estaba de vacaciones de Navidad en Barcelona y aprovecharon la ocasión.

Después del entrenamiento los jugadores acudieron a ocho hospitales de Barcelona con motivo de la campaña 'Un sueño por un regalo'Tampoco hubo ni rastro de la estrella azulgrana. Una lástima.